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Jimin gimió al sentir las manos de Yoongi apretarse alrededor de su cintura; el rapero y él se han besado por casi un minuto sin interrupción, ambos pegados a la puerta del camerino, y se siente como tocar el cielo.

Ambos sabían que había gente buscándolos, pero no podían separarse. Era como si estuvieran hechos a la medida uno del otro.

El mánager de Yoongi y el suyo tratan de llamar a sus celulares, tocan la puerta y dicen sus nombres tratando de encontrar una señal de presencia, sin embargo, están tan ensimismados en mantener juntos sus labios que es prácticamente imposible responder.

Yoongi, con los pulgares acariciando el delgado cuerpo de Jimin, jaló el labio inferior del omega y disfrutó el jadeó que salió de la boca de éste, sintiéndose orgulloso de ello. Se separaron un poco y se miraron a los ojos.

— Wow — murmuró contra los labios de Jimin, ligeramente hinchados y húmedos. Jimin asintió, de acuerdo con el sentimiento que transmitió aquella pequeña palabra.

Jimin robó un pequeño beso de los labios del alfa.

—Definitivamente wow

Ambos se miraron, cómplices; Yoongi pegó el cuerpo del cantante al suyo y Jimin reforzó el agarre de su cuello con sus brazos, recibiendo a Yoongi con los labios separados y los ojos entrecerrados para otra sesión corta de besos.

Ambos se sobresaltaron cuando los nudillos de alguien golpearon fuertemente la puerta, provocando la separación total de sus cuerpos.

Con un gruñido cargado de molestia que hizo sonreír a Jimin, Yoongi abrió la puerta, dejando entrar a sus representantes y una chica con una pequeña libreta y un gafete de Staff.

— Disculpe las molestias, pero la administración desea saber si se quedará a la convivencia que habrá al final del festival.

Yoongi sabía que esa convivencia no era algo importante como estar con fanáticos o cosas especiales, sino actuar hipócritamente con otros y hablar casualmente con ídolos amigos. La verdad era que no quería estar cerca de nadie más, y no estaba seguro de que Jimin quisiera pasar una hora con cantantes a su alrededor cuando su identidad seguía siendo desconocida.

Miró a Jimin en busca de aprobación, pero el chico, aún después de besarse, lo miró avergonzado y con ojos de cachorrito perdido.

— No, gracias. El contrato no decía nada sobre ello y preferimos quedarnos solamente con la presentación —

La joven asiente y sonríe — Bien, el CEO hablará con su empresa sobre su paga por participación. Buenas noches — se despide y los representantes de cada uno los miran con sospecha.

— Será mejor que se cambien — casi amenaza Hunseol, el representante de Jimin — Las cordi-noonas vendrán por los vestuarios y debemos dejar las instalaciones ahora que no participarán en la convivencia.

Sweets to the sweet | ymWhere stories live. Discover now