Capítulo 15

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—¿Robert? No quería llamarlo a esta hora, lo siento… ¿lo molesto? Soy Harry Styles. 

Robert encendió la lámpara de su mesita de noche. Empezó a prestar atención a la llamada al escuchar de quién se trataba.

—Por supuesto que no, ¿está todo bien? 

—No lo sé… acabo de despertar, y Louis… él no está en ninguna parte, lo he buscado por todo el departamento y… -un gemido salió de su garganta. En realidad, reía muy fuerte por dentro.—tengo miedo, no sé que hacer… -otro gemido, esta vez más real. Robert empezó a alarmarse. —Estoy solo.

—¿Cómo qué Louis no está con usted? –preguntó completamente indignado.

—No, no está en ninguna parte… -le dijo Harry, a punto de echarse a llorar. Estaba disfrutando muchísimo de esto. No sabía si reírse ahora, o guardarse esa risa para cuando Louis llegara. —Búsquelo, por favor, tengo miedo.

+++

Una fresa más. Esta tenía chocolate derretido sobre ella. La puso sobre sus abdominales, mientras la saboreaba lentamente con su húmeda lengua. Louis gimió. Cerró los ojos y dejó que Jeremy terminara con su trabajo. Era increíble. Espectacular. Bajó sus manos suavemente por el cuerpo de él, apenas pudo sentir su piel, la erección creció más. 

—Deberías tener un idea de como me tienes. -susurró Louis. Otra fresa, Jeremy se inclinó, ésta iría a parar en otra parte. —Oh..

La pequeña fresa adornó el miembro de Louis aún escondido entre sus pantalones. Bajó hasta la altura de su entrepierna y mordió lentamente uno de los muslos de Louis.

—Mnh… -gimió Jeremy. Una vez más volvió a morderlo, mientras Louis le apretaba el culo a medida que aumentaba la fuerza de sus mordidas. 

—Sigue, vamos -le rogó. Louis tenía la vista nublada. Pero podía notar la diferencia entre un simple niño de diecisiete y un hombre de veintitrés. De pronto, los labios del rubio encontraron la deliciosa fruta en la punta del pene de Louis, se correría, tan solo con el fino contacto de sus labios.

De repente, una llamada. 

—Mierda… -se quejó Louis

—¿Contestarás? -preguntó. Louis palmeó el celular de entre sus bolsillos traseros. Una oleada fría le pasó en el corazón cuando vio que se trataba de Robert. Algo estaba saliendo mal, y no le gustaba para nada. 

—¿Señor? -contestó. Jeremy se hizo a un lado, con un gesto nada amable. 

—¿Dónde estás? -le preguntó este de inmediato. 

—¿Yo?... en mi casa señor ¿por qué? ¿ha habido algún problema?

—Harry acaba de llamarme, está solo. No vas a tomarme como imbécil Louis. A mí no.

La sangre se le enfrió. Cerró los ojos, lamentándose mil veces por a ver confiado en él.

—Solo…solo salí para…

—¿Para follar? Se acabó, estás despe…

—¡No! no ha sido eso, se lo juro… -se puso de pie, sin importarle que Jeremy aún se haya quedado con ganas de más. —he salido por un tema personal, pero olvidé decírselo a Harry.

—Si no estás con él en menos de cinco minutos, te olvidas de tu maldito trabajo, Tomlinson. De tu jodida paga, de tu jodido auto y de él, te olvidas de todo.

La cerradura se movió. Después de una dura hora, convenciendo a su jefe de que había sido un error dejar a Harry solo, por fin estaba regresando a casa. Aún tenía su trabajo, pero pensándoselo bien, prefería mil veces dejar todo lo que tenía, por deshacerse de Harry. Era tan frágil todo lo que sentía. A veces lo odiaba y otras veces… parecía importarle más que su propia vida.

Entró. Las luces estaban apagadas. Excepto la de su habitación, ¿acaso Harry estaba ahí adentro? Lo siguiente que vio, respondió exactamente sus dudas. 

—Regresaste. -sonrió. 

Louis permaneció callado. Si decia una sola palabra, las cosas podían terminar mal. 

—¿Te gustó la sorpresa? -se rio solo un par de segundos. Lo estaba disfrutando demasiado para ser verdad. Louis apretó los puños. Harry lo consumía. Lo tenía en sus manos. Se apoderaba de él como a un muñeco. Jugaba con él. Jugaba de la peor forma.—Oye, tienes fresa en los pantalones.

De pronto, un gemido. El rostro de Harry asustado. Miraba a Louis con ojos de niño pequeño. Lo que justamente era pero trataba de ocultar. Todo el temor que estaba sintiendo, desde que aquel asesino había empezado a matar a su familia, salió a borbotones. Tenía miedo. Louis lo había empujado hasta la pared y lo había acorralado entre sus brazos, era momento de aclarar unas cuantas cosas.

24 horas | Larry Stylinson •Terminada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora