Capítulo 6

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Y sobraron las palabras. Lo único que sobraría en ese momento eran las cosas que ambos empezarían a hacer. Lo desnudó rápido. Ni siquiera él mismo se hubiera imaginado que reaccionaría así con un simple chico de diecisiete. Lo quería desnudo. Piel con piel. Sin nada que estuviera de por medio. Lo necesitaba. Y no tenía idea de por qué. Solo se veía en la necesidad de comérselo. Hasta la última gota. Dejarlo completamente seco. Hacerlo suyo, cada centímetro. 

 —No va a pasarte nada. -le murmuró al notar que Harry estaba algo nervioso. ¿Y como no? era la primera vez que tendría sexo. El solo hecho de estar desnudo frente a alguien ya hacía difícil la situación.  —¿Me crees?

Pero Harry no respondió. Y no respondería. Solo asintió silenciosamente, dejándose hacer por él. Dejando que lo tocara y que lo manipulara toda la noche. 

 —Esto va a gustarte, créeme. -le aseguró. Pero al observar su rostro, notó que aún sentía miedo del todo. Era cierto, después de todo estaba a punto de follar a un virgen que no tenía experiencia en nada. ¿Y él? él era completo maestro del sexo. No dejaría pasar esa oportunidad, Harry se correría con él en su primera vez. Y él sabía exactamente como.  —Abre las piernas -Harry tragó saliva al escuchar su áspera voz. Las manos de Louis cogieron sus muslos, tocándoselos y separándolos instintivamente. En medio de la oscuridad, Harry soltó un gemido. Música para los oídos de Louis.  —Eso es… déjame a mi bebé, te gustará…. -volvió a afirmarle. Y lo mejor era que no mentía en lo absoluto. Harry cerró los ojos, soltando un respiro. De pronto, el cabello de Louis rozaba su abdomen y lo mejor… su respiración…acariciaba su miembro. Lo sentía cerca. Lento pero a la vez desesperado. Mierda, estaba sintiendo su cálido aliento ahí abajo. Las manos de Harry intercedieron en apretar la cabeza de Louis, mezclando sus dedos entre sus cabellos. 

 —Hazlo… -le pidió Harry, completamente desesperado. No temía a gritar. No temía ni siquiera a que Louis estuviera a punto de comérselo. Al contrario, lo deseaba más que nunca. Subió las caderas. 

 —Joder… -Louis soltó otro respiro  —¿Lo sientes? -murmuró un “sí” casi inaudible. De pronto, otro gemido. Esta vez más fuerte. Uno más. Que se pudo a ver escuchado en todo el edificio, y solo se debía a que él estaba jugando con su lengua sobre el miembro de Harry. Lo estaba llevando al cielo y no quería bajar por nada del mundo. De pronto no era solo su lengua, si no su boca que intercedía en él sin parar. Y Harry, movia las caderas para sentirlo más intensamente. Todo esto le encantaba. Y cada vez habían menos ganas de parar, al contrario, deseaba seguir, seguir y seguir hasta que acabara. 

 —¡Oh! -Harry soltó un respiro. Su cuerpo estaba empapado de una ligera capa de sudor. Las manos de Louis se apoderaron de sus caderas e hicieron que volviera a moverlas. 

Él se relamió los labios. Levantó la mirada.

—Vas a correrte… lo sé… -volvió a saborear sus labios. Moría de ganas por que se corriera en su boca. Pero a él tampoco le faltaba mucho para estallar, sus pantalones apenas tenían respiración. Necesitaba follarlo ahora. Podía ser un maestro, pero jamás le había pasado algo parecido. Jamás se había excitado tan descomunalmente. Harry lo ponía. Lo ponía como ningún otro en este jodido planeta.  Louis se puso de rodillas en la cama y se bajó los pantalones. Harry clavó la mirada en la punta de aquel bóxer que explotarían en algún momento. Que tamaño. A pesar de la oscuridad, sabía reconocer perfectamente lo que Louis poseía. 

 —Dios… -susurró. Louis le sonrió, aunque a Harry le costó trabajo reconocer su sonrisa. 

—No te dolerá. -se volvió a acostar sobre él, aún en bóxer, había sentido una inmensa necesidad de besarlo. —O al menos no mucho. -y volvieron a besarse. El segundo beso de la noche. Mucho mejor que el anterior. Harry le acarició la espalda desnuda.  —No tienes idea de cuanto me pones, y ni siquiera sé por qué.

Harry negó con la cabeza, mientras reía. 

 —Hazlo ya, quiero sentirlo. -le pidió. Louis volvió a mojarse los labios. La voz de Harry le había ido directo al cerebro. Como le había gustado escucharlo así. Excitado. Y encima pidiéndole más. Que acabara con él. Entonces, se bajó el bóxer. Harry se mordió los labios. Abrió bien los ojos, su miembro latía a mil y aún más por observar el gran tamaño que Louis poseía. Solo de imaginar que la introduciría en él. Dios. No podía. Pero quería. Y lo quería justo ahora. 

24 horas | Larry Stylinson •Terminada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora