24 horas | Larry Stylinson •Terminada•

Capítulo 22

—Louis y yo no tenemos nada. -mintió Harry. A decir verdad, ni siquiera él mismo sabía que sucedía entre los dos. Pero “algo” definitivamente había. 

—Te he visto. He visto cada vez que hablas de él. No querías irte de su jodida casa. No soy estúpido. -cargó el arma y la colocó sobre la frente. —Pero no te preocupes, se me da esto de matar gente ¿sabes? -Harry cerró los ojos con fuerza. El pulso empezó a acelerársele mientras que sus jadeos se apoderaban del lugar.  —No te voy a matar todavía cariño, voy a esperar a que llegue tu súper héroe… -se rio en su sitio. —Él muy imbécil debe estar por llegar. 

—No toques a Louis.

—¿Ahora lo defiendes?

—Mátame a mí, tú me quieres a mí, no a él.

—¿Y…te jodería si le disparo en los huevos? -una sonrisa victoriosa adornó los labios de William. —¿Quién perdería? Tú vas a estar muerto y ya no va a poder follarte como acostumbraba.

—Eres un…

—¿Un qué? -se le acercó. Apretó aún más el arma en la frente, dejándole marca. Harry se hizo para atrás. —Que divertido, te has enamorado de un agente de la policía que te dobla la edad. Que original -sus labios tocaron la piel de Harry, besándolo. Bajó por sus labios. —Nunca dejaste que yo te follara, pero viene ese imbécil, ese hijo de puta que apenas conoces y de pronto..

—Estoy enamorado de él. -le dijo de un momento a otro, tomando fuerzas dentro de sí mismo. —Tú no le llegues ni a los tobillos.

William tiró el arma al suelo. Encerró el rostro de Harry con sus dos manos, atrayéndolo hacia él bruscamente. 

—Eso lo dices por que no has probado lo que yo puedo darte.

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El BMW de Louis se detuvo en un edificio añoso. Bajó del auto y lo inspeccionó con la vista. Desolado. Él era el único que pasaba por esa calle en ese momento. Según el GPS, Harry estaba justo en ese lugar. Y no se equivocaba.

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Y lo besó. Primero en los labios. Pasando por su cuello. Harry cerró los ojos. De un momento a otro todo había acabado. Lo que sentía por él se había esfumado completamente de su corazón. Abrió los ojos y lo observó besándole los hombros. Una sensación de inmundicia se paseó por todo su cuerpo. Estaba asqueado. William no podía hacer eso con Harry. No podía besarlo de esa manera. Nadie podía hacerlo. Nadie que no fuera Louis. Trató de separarlo, pero William utilizó aún más su fuerza. 

Cargó el arma de nuevo.

—Vas a dejar que te folle, si no quieres morir antes.

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El edificio podía caerse en pedazos sin ningún problema en cualquier momento. Había logrado abrir la puerta de entrada sin mucho esfuerzo, y aún menos le había costado abrir la segunda que llevaba a las escaleras de la segunda planta. Preparó el arma, pegándose instintivamente hacia la pared. 

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—Suéltame… -le rogó. William sonrió mientras pasaba su húmeda lengua entre el abdomen de Harry. Poco a poco fue a parar entre la cremallera de sus pantalones —Suéltame por…

—Si fuera ese jodido policía estarías de puta madre ¿cierto? -cogió su cintura bruscamente. Harry soltó un gemido. —Si fuera ese cabrón de Tomlinson te lo estarías pasando genial..

—¿Ese cabrón de quién? -alguien abrió la puerta de aquella habitación de un momento a otro. —Suéltalo o te reviento, imbécil.