Momo
Desperté con el sonido de mi celular. Miré el reloj que se encontraba en una de las paredes del cuarto y me di cuenta que eran las 10 de la mañana, ¿Quién llamaba tan temprano?. Tomé el celular, miré la pantalla y me di cuenta que era Jihyo. Voltee a mirar a Nayeon quien seguía dormida, nunca la había dormir tan tranquila.
Saqué mi brazo derecho de la cabeza de la Nayeon y me levanté a contestar el celular afuera del cuarto.
-Hola – contesté algo somnolienta.
-Momo ¿Por qué tardaste tanto en contestarme? – esa, no era la voz de Jihyo.
-¿Chaeyoung?, ¿Qué haces con el celular de Jihyo?.
-El mío tuvo un accidente.
-¿Qué ocurrió?.
-Se me cayó al mar – no pude aguantarme la risa – no te rías Momo.
-Lo siento – se hizo el silencio - ¿Por qué llamabas?.
-Ayer con las chicas apostamos – Chaeyoung me hablaba de tal forma que me hacía creer que quería que adivinara todo lo que había ocurrido.
-¿Cómo apostaron?, ¿No se supone que están todas con sus familias?.
-Si, pero anoche algunas nos vinimos a un hotel.
-O sea que la apuesta no fue entre todas.
-Si lo fue.
-Chaeyoung, no estoy entendiendo nada. Es muy temprano y quiero volver...
-¿Volver a dormir con Nayeon? – Sonreí – lo sabía, sabía que iba a ganar.
-¿Ganar que?.
-Aposté que tú y Nayeon sabrían aprovechar muy bien sus momentos a solas – el tonó de la voz de Chaeyoung había cambiado. Claramente se estaba refiriendo al ámbito sexual en una pareja.
-¿Cómo es que no me di cuenta de esa apuesta en el grupo que tenemos todas juntas?.
-Hicimos otro sin ti y sin Nayeon – no lo podía creer – así que dime que gané por favor.
-No seas idiota y déjanos dormir – corté el celular y sentí los brazos de Nayeon abrazarme por detrás. Sentía tanto calor humano proveniente de su cuerpo. Dejó pequeños besos en la parte posterior de mi cuello hasta llegar a mi oído.
-¿Quién era? – preguntó sensualmente.
-Chaeyoung – contesté volteándome - ¿Cómo puedes ser aún más hermosa por las mañanas?.
-Necesitas anteojos – Nayeon me soltó y caminó hasta la cocina – tengo hambre.
-Vamos a desayunar y a almorzar afuera – ella me quedo mirando - ¿Por qué me miras así?.
-¿No crees que sería peligroso?.
-¿Por qué? Somos amigas, ante los ojos del resto.
-Tú pagas – sonreí - ¿te quieres bañar conmigo? – no respondí, su pregunta me hizo estar raramente nerviosa – tranquila, no creí que me dirías que si de todas formas.
Nayeon se había acostado solo con la blusa que ocupó el día anterior y su ropa interior inferior. Así que era una imagen muy tentadora a esta hora de la mañana. Sabia, por la forma en que miraba que quería que me metiera con ella a esa ducha. ¿Por qué tenía que ser tan cobarde?, ¿A que le temía?.
-¿A que le temes? – preguntó mientras bebía un vaso de agua.
-Creo que me leíste la mente – caminé hacía ella – estaba haciéndome la misma pregunta.