Momo
Bajé después de haberme dado una ducha. No sabía que lo necesitaba tanto hasta que sentí el agua caliente corriendo por todo mi cuerpo. Cerré los ojos y sólo se me vino una imagen a la cabeza. Nayeon. Abrí los ojos y no podía dejar de pensar en ella. ¿Cuándo tiempo tendría que pasar para poder superarla?, me estaba volviendo loca, y sólo había pasado 1 semana. He tratado de entender porque estaba en Estados Unidos sola sin ella. Deberíamos estar en Suiza.
-¿Cómo te sientes? – Heechul se acercó con un vaso con agua y una pastilla – es para el malestar corporal – lo quedé mirando - ¿Me vas a negar que te duele la cabeza? – sonreí irónicamente. Tomé la pastilla y me bebí el agua – ven, tenemos que hablar – caminamos hasta su living, en dónde nos esperaban dos personas. Vestían de manera formal y por sus rasgos, supuse que no eran coreanos.
-Buenos días – los dos hombres se levantaron a saludar.
-No es necesario – les sonreí - ¿Qué hago acá? – le pregunté a Heechul.
-Ellos son mis abogados y los de Super Junior – nos quedamos mirando – son los mejores abogados en casos de música.
-No estoy entendiendo que tiene que ver todo esto conmigo.
-Te recuerdo que estas en una demanda colectiva.
-¿Qué tiene que ver eso contigo?
-Te quiero ayudar – Heechul hizo silencio – la verdad, lo que quiero es juntar a todos los Idols posible y hacer algo grande, tan grande que podamos ser dueños de nuestras vidas.
-¿Quieres derrocar a las empresas? – el no respondió, pero no era necesario. Su sonrisa me estaba dando la respuesta – Si quieres mi caso lo tienes.
-¿Qué?
-Eso, tienes mi caso. Que tus abogados se comuniquen con el mío y lo arreglen – voltee para salir de la casa de Heechul pero sentí su mano en mi brazo. Sentí un pequeño dolor y recordé la inyección de la noche anterior.
-No sólo necesito los papeles Momo, te necesito a ti y...
-Heechul – el guardó silencio – la razón por la que hice la demanda fue porque quería ser feliz con alguien – no podía decir su nombre sin que se me quebrara la voz – no tengo a esa persona, no sé cuáles son mis objetivos en estos momentos. Sólo sé que no me interesa estar de forma presente en esto. No tengo cabeza para esto. Soy consciente que tus motivos son buenos, estoy segura que los dos pasamos por muchas cosas similares pero ahora, ahora no te puedo ayudar – Heechul comenzó a aflojar su agarré – gracias por ayudarme anoche.
Tomé un taxi y me dirigí a mi departamento. Mi mente iba distraída con los paisajes de San Francisco. Realmente era un lugar hermoso y con diferentes tipos de personas. Por alguna razón, mi cerebro se preguntó si a Nayeon le gustaría esta ciudad y sin querer terminé respondiéndome sola.
-Llegamos – la voz del taxista me sacó de mis pensamientos. Pagué la carrera y subí hasta mi departamento. Tomé el ascensor y no pude evitar mirar mi reflejo en uno de los espejos de los costados. Mi rostro se veía cansado, tenía ojeras por el cansancio y no dormir las horas correspondientes. Podría jurar que hasta, estaba pesando menos. Salí del ascensor y caminé hasta mi puerta.
-Estas viva – reconocí la voz, voltee a mirar y era mi vecino.
-¿Se supone que no debería estarlo? – creo que era la primera vez que hablábamos tanto. El sólo sonrió y me quedo mirando.
-Momo, así te llamas ¿verdad? – no respondí – anoche te perdí, y cuando te buscaba te vi salir del local. Te seguí y vi cómo un tipo te decía Momo. Te subiste con él y bueno acá estas – el escondió sus manos en sus bolsillos traseros.