Nayeon
Momo me tomó me cargó entre sus brazos. Mis piernas rodeaban sus caderas mientras que mis manos se enredaban en su cabello. Comenzamos a caminar hasta el segundo piso en esta posición sin dejar de besarnos. Sus labios tenían la misma textura que recordaba, su lengua seguía siendo juguetona. Mientas que sus manos, no dejaban de acariciar la piel expuesta de mi espalda a causa del diseño de mi vestido.
Cuando llegamos al cuarto, Momo me dejo sobre la cama mientras que ella estaba de pie mirándome. Pude notar como su respiración estaba exaltada, su cabello desordenado y, las primeras gotas de sudor hacían su aparición en su frente – hace calor- después de algunos segundos fue lo que dijo.
-¿Qué estas esperando para ponerte cómoda entonces? – Momo sólo necesito esas palabras de mi boca para comenzar a desnudarse frente a mí. No niego que me hubiera encantado desnudarla yo pero, tener el cuerpo desnudo de Momo frente a mí, con una ligera capa de sudor, sus abdominales muy bien trabajados podía volver loca a cualquiera.
Momo comenzó a despojarse de sus prendas. La primera en desaparecer fue su remera de color negro que estaba ocupando. Mi vista se enfocó en los abdominales que había dejado a la vista y, mientras, más piel se exponía mi vista subía. Cuando llegué a su ropa interior de color rojo creí que tendría un infarto. Su ropa interior esa muy pequeña y con encajes. Apenas le tapaba el pezón, dejaba un gran porcentaje de su piel completamente expuesta - ¿te gusta lo que ves? – sentía como la saliva se me acumulaba en la boca, tenía tanta hambre y sed de ella. No sabía cuánto tiempo más iba a aguantar.
-Eres demasiado caliente – me arrodillé en la cama y quedamos frente a frente, separadas sólo por centímetros. Mi mano derecha acarició sus hombros expuestos, no podía evitar, de vez en cuando, mirar hacia abajo. Realmente necesitaba sus pechos en mi boca – esa ropa interior es diminuta – dije sin siquiera pensarlo. No tenía que mirar su rostro para saber que ella tenía una sonrisa increíble en su rostro – Dios – me excitaba con sólo mirarla, era increíble sentir como la humedad se iba juntando entre mis piernas.
-No vayamos tan rápido, tenemos todo el día y toda la noche – esta vez la miré directamente a los ojos – estuve dos años sin hacerte el amor, ¿Crees que dejaré irte así como así? – las manos de Momo empujaron despacio mis hombros haciendo que cayera completamente extendida a la cama, me apoyé en los codos para seguir mirando a la obra de arte que tenía frente a mí. Me di cuenta que comenzó a desabrochar su pantalón. Bajó el cierre y sonreí al darme cuenta que toda su ropa interior era un conjunto. El encajé me dejaba ver más allá de lo usual. Incluso, pude notar como su roja interior se había mojado.
-Quédate con la ropa interior puesta.
-No tengo intención de sacármela, eso lo harás tú.
-Pero aún falta algo – nos quedamos mirando –ven, acuéstate a mi lado – Momo me hizo caso. Cuando estábamos las dos acostadas nos quedamos mirando. Sus facciones eran lo más perfecto que había visto en mi vida. Una de mis manos acarició desde su hombro derecho hasta llegar al dobladillo del guante de su mano derecha. Pude notar el rechazo del cuerpo de Momo al tratar de sacar el guante en un principio – Esta bien, no te haré daño.
-Nayeon... no sé si mano funciona bien – la quedé mirando - ¿Por qué me miras así?
-Estuviste dos años con Mina, ¿Cómo lo hacían?
-Me volví ambidiestra sin querer – sonreí – para todo, no sólo para el sexo.
-¿Cómo sabes que no funciona si no lo has intentado? – Momo me quedó mirando – no te quiero obligar, estoy segura que tu mano izquierda y tu boca pueden hacer un gran trabajo conmigo también – las dos sonreímos – es sólo, que quiero intentarlo. No está bien que te aferres a ese accidente.