7. Una reconciliación corta

513 58 7
                                    

Nayeon

Subí hasta nuestro departamento lo más rápido que pude, trate de evitar el contacto visual cuando me encontraba con personas en los pasillos y durante el ascensor. No quería que vieran mi rostro hinchado de tanto llorar, tenía miedo de que vieran la desesperación que tenía en mi rostro. Todo lo que estaba ocurriendo era mi culpa, había tratado de sostener este secreto durante mucho tiempo y se estaba volviendo insostenible.

No sé si alguna vez sintieron que les costaba respirar, que tenían el pecho apretado de tanto aguantar el dolor y el miedo que les recorre el cuerpo al intentar con todas sus fuerzas de no llorar porque creen que no podrán parar. Estas tres características habían gatillado que me convirtiera en alcohólica. Es primera vez que lo veía de esta forma, creía que bebía porque me gustaba pero no, bebía para querer olvidar, para dejar de sentir, para dejar de ver a Momo en cada persona que conocía y así, por fin, poder llevármela a la cama. Todo pasaba en lapsus de tiempo muy corto pero, bastaba que amaneciera para darme cuenta que la persona que despertaba conmigo no era Momo. Que para esa persona yo era un pedazo de carne más y que no le importaba si mientras me hacía suya gritaba el nombre de la persona que tenía mi mundo de cabeza. Tengo miedo de llorar y no parar, tengo miedo sentir y no dejar de hacerlo.

Apenas llegué a la planta en dónde se encontraba nuestro departamento, abrí la puerta y corrí hacía la cocina, agarré la primera botella de vino que encontré y me encerré en el cuarto que originalmente era mío con Sana, me senté en el suelo mientras apoyaba la espalda en una de las camas, mis lágrimas comenzaron a correr por mi rostro y mis ojos no podían apartar la vista de la botella que tenía entre mis manos. Noté que estaba temblando porque, lo que estaba a punto de hacer iba a tirar por la borda meses de esfuerzo, trabajo y dinero. Sabía que la compañía tenía esperanzas en que no fallara otro tratamiento pero, lo que ellos no sabían era que yo había perdido las esperanzas en mí hace un largo tiempo atrás.

Abrí la botella y la acerqué a mi nariz. Cerré los ojos al sentir el olor a alcohol y noté como mi piel se erizó con solo el aroma del vino. La saliva en mi boca comenzó a hacerse presente en mayor cantidad y sentí como una gota de sudor recorría mi espalda.

-¿Qué crees que estás haciendo? – la voz de Sana me sacó de mi trance. La miré directo a los ojos y cerró la puerta al entrar - ¿Qué se supone que estás haciendo pregunté? – no podía responderle – me prometiste que no lo volverías hacer, que estarías saludable. No mas alcohol, no más drogas ¿Qué mierda haces Nayeon? – Esbocé una sonrisa irónica en mi rostro y comencé a reírme - ¿Qué?... ¿Qué es lo gracioso?.

-Cotidianamente vivo drogada Sana – no dijo nada y solo me miraba – ¿crees que el tratamiento se hace solo? – ella no tenía la culpa de no saber cómo funcionaban estas cosas pero, era hora de decírselo – vivo constantemente drogada, tomo pastillas que estoy segura que lograrían hacerme tener un ataque cardiaco si me bebiera esta botella – solo podía mirar el vino en mis manos.

-No estas bien – ella comenzó a acercarse hasta quedar sentada a mi lado – no puedes dejar que esto te gane – la mano de Sana agarró el cuello de la botella – esto no es más fuerte que tu – la miré a los ojos – eres la persona mas fuerte que conozco Nayeon.

-No quiero seguir con esto, quiero irme. Quiero mi vida.

-¿Quieres irte de Twice? – preguntó sorprendida.

-Si – sabía que ella estaba entendiendo que esta vez no le mentía – no tengo nada que hacer acá, así no.

-No sería lo mismo sin ti.

-No puedo pasar un día más al lado de Momo, me hace mal. Me daña Sana – no podía controlar las lágrimas – verla todos los días con esa estúpida sonrisa, con esa cara de que nunca entiende nada, verla bailar de la manera en que lo hace, tener que aguantarme no responderle como quisiera una muestra de cariño porque en lo único que pienso cuando la tengo cerca es en comerle la boca me están matando y ahora, ahora esto. No puedo creer que en serio crea que si tuviera pareja independiente del sexo no les diría.

Daño ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora