Nayeon
La situación era algo incómoda. Jeongyeon y yo íbamos en la parte de atrás del auto de Mina, mientras que Momo iba de copiloto. Durante el camino las dos chicas japonesas no dejaban de hablar ni de hacer bromas entre ellas. De vez en cuando hablábamos todas pero, eso sólo hacía que se viera más incómoda la situación. Sin mencionar, que tendríamos que estar presentes en la reunión que tendrían con el arquitecto.
-¿Por qué están tan calladas? – preguntó Momo. Jeongyeon y yo nos quedamos mirando.
-Seguro que creen que somos raras – bromeo Mina.
-¿Por qué pensaríamos eso? – preguntó Jeongyeon.
-Porque hace menos de una semana era yo la que salía con Momo – Mina me miró por el retrovisor – ahora eres tú y yo salgo contigo.
-Digamos que no es algo muy común – esta vez, era el turno de Momo – pero no me arrepiento.
-¿Arrepentirte de qué? – le preguntó Mina.
-De habernos dejado – Momo me dio una mirada – realmente me siento muy feliz.
-Somos dos – ahora era Mina quien miraba a Jeongyeon a través del retrovisor – también soy muy feliz – noté como Jeongyeon se sonrojaba ¿Realmente era capaz de sonrojarse?, ¿Tanto le gustaba Mina?.
-Espero que no se aburran durante la reunión, especialmente tú – Momo me quedo mirando.
-¿Por qué me aburriría? – respondí sarcásticamente. Momo sabía que odiaba las reuniones, las encontraba una pérdida de tiempo.
-Te conocemos – respondió Mina.
Cuando llegamos al restaurante donde sería la reunión me di cuenta que era el mismo al que habíamos venido todas juntas cuando Momo había regresado de San Francisco. Sin querer, recordé lo que había sucedido ese día.
-¿Estas bien? – Momo se acercó.
-Sí, es sólo que...
-¿Recuerdos? – La quedé mirando – creo que no te he pedido perdón por la forma en que te traté ese día.
-No es necesario.
-Sí, si es necesario – Momo llevó su mano a mi barbilla e hizo que la mirara directamente a los ojos – no debí tratarte así ese día, lo lamento mucho – sonreí.
-¿Por qué eres tan adorable?
-Es un efecto que tienes en mí – Momo entrelazó sus dedos con los míos y caminamos hacia el interior del restaurante. Me di cuenta como la gente nos miraba, como susurraban cosas a los oídos de otras personas. Probablemente, hace algunos años atrás, esta situación me hubiera molestado pero ahora, ahora estaba feliz. Después de tanto tiempo Momo y yo teníamos cierta libertad en nuestra relación. Habíamos pasado por mucho cómo para prestarle atención a gente, que realmente, no tenía nada que ver en nuestras vidas.
-¿Por qué están todas acá? – preguntó Jeongyeon en voz alta cuando entramos al cuarto privado y nos dimos cuenta que el resto de las chicas estaban acá.
-Lo mismo me gustaría saber – habló Jihyo – Ni Mina ni Momo nos han querido decir nada.
-Ya se van a enterar – dijo Sana.
-¿Tu sabes de que se trata esto? – preguntó Dahyun sorprendida.
-Obvio que sí, Mina y Momo son mis mejores amigas – Dahyun elevó su ceja derecha.