7. Paseos

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-Nació para esto –dijo Thalía en el set de fotografía. Al final no había esperado ni una semana para hacer las fotos. Estaban en el estudio que Capdevila y algunos compañeros compartían, trabajando para conseguir las mejores imágenes de Beatriz. Tras una hora de maquillaje y peluquería, se habían puesto a trabajar en las fotos y, una hora y media después, ya estaba mostrando que tenía todas las papeletas para poder seguir haciendo eso en el futuro.

-Una pena que no tenga la altura. Tiene una cara interesante. Perfecta para modelar –añadió la morena mientras ella y Mimi clavaban la mirada en Capdevila, que estaba dirigiendo a la joven a la perfección.

-No vas a conseguir que haga de modelo –sonrió Mimi- deja de enviar indirectas.

Thalía cogió su brazo de forma dramática.

-Yo nunca haría algo así.

Las dos rieron y la pequeña se apoyó en el hombro de Mimi. Desde siempre había estado decepcionada con su altura, especialmente desde que una agencia de modelos no la contrató porque medía tres centímetros menos de lo que pedían. Entonces había decidido que iba a ser parte del mundo de la moda como fuera y eso era lo que estaba haciendo. Era una estilista fantástica, controlaba hasta el más mínimo detalle y una escritora increíble, con una memoria casi nunca vista que era capaz de almacenar detalles sobre las colecciones de años anteriores sin siquiera confundir las estaciones en las que acababa de salir cada modelo o confundir los diseñadores. Era realmente increíble.

-¿Pero por qué no quieres hacerte unas fotos? –la miró con su mejor sonrisa.

-Ya te lo he dicho muchas veces, no va a pasar –le recordó, aunque si seguía pidiéndoselo con esa sonrisa ilusionada, al final iba a tener que acabar diciéndole que sí.

-En cuanto encuentre la ropa perfecta, te aseguró que conseguiré que cambies de idea –le dijo Thalía muy segura y, sí, Mimi tenía que admitir que no le importaría nada apuntarse a esa idea si la morena le encontraba algo que le gustase. Todavía no comprendía por que no dejaba de insistir con el tema. Tenía contactos en agencias de modelos y podía conseguir a quien quisiera, no la necesitaba a ella para nada.

En realidad ni siquiera hacía falta que Mimi estuviera allí. El concepto de la sesión de fotos era algo que habían acordado con anterioridad, había visto la ropa que Thalía había escogido y Capdevila iba a enviarle las fotos por correo esa noche antes de que empezara a editar el artículo. Incluso había hablado con Beatriz por teléfono y lo había aclarado todo, así que, en realidad, solo estaba allí fingiendo que su presencia era algo importante. Dicho de otra forma, estaba perdiendo el tiempo y evitando hacer el trabajo que debería acabar.

En realidad estaba allí porque sentía que esa sesión de fotos tenía más significado que cualquiera de las que hubieran hecho antes. Todos los que habían pasado tenían experiencia en el mundo del modelaje, pero esa era la primera vez de Beatriz. Era un momento importantísimo para ella.

Además, era adorable, y también podía pasar rato con Thalía quien, aunque solía estar en su mundo, era una compañía encantadora.

Fueron unas horas muy amenas para ella. Pasó el rato mirando la sesión con Thalía junto a ella, comiendo pizza y aprendiendo cosas nuevas sobre Beatriz que la propia chica les contaba. Cada vez se reafirmaba más en que era una chica muy interesante. A Mimi le hubiera gustado tener esa chispa cuando tenía su edad, quizá así habría acabado haciendo lo mismo que ella en vez de solo tener fantasías al respecto.

No quería decir que no le gustara su trabajo, de hecho le encantaba. Simplemente era que había tenido unas mayores expectativas cuando era más joven.

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