Dos días más tarde, Mimi estaba sentada en el aeropuerto esperando a que la avisaran de que el avión iba a despegar. Ana había insistido en llevarla ella y estaba sentada a su lado mientras pasaban el tiempo hasta la llamada del vuelo, con la cabeza apoyada en el hombro de la rubia y un café en su mano. Ninguna de las dos hablaba y simplemente estaban disfrutando de ese momento.
Había más parejas esperando por allí, la mayoría bastante más mayores que ellas. Algunas parecían impacientes, como si fueran a irse a alguna aventura, mientras que otras simplemente estaban juntas sin decir nada.
Por fin la llamada para Barcelona se anunció. Ana se apartó de su hombro y las dos se levantaron, sin alejarse la una de la otra. Ana dejó su café sobre el asiento con cuidado y se lanzó a los brazos de la rubia.
-Espero que pases unas buenas navidades.
-Tú también –respondió apretándola un poco más fuerte. Quería quedarse ahí, impregnándose del olor de la morena y no tener que moverse.
-Pásalo bien con tus amigos.
-Lo haré.
-Pero no te metas en líos –después de que Mimi le hubiera contado alguna aventura con Ricky y Agoney, la morena no tenía muy claro que eso fuera a ser posible.
-Lo intentaré.
-Y avísame cuando aterrices.
-¿Por qué pareces mi madre?
-Y saluda a tu madre de mi parte –siguió Ana- ¿Te va a recoger Ricky?
-Sí, con Nerea.
-Vale –suspiró ella- pero acuérdate de avisarme.
-Por supuesto. Pero vamos a hablar todos los días ¿vale? Y tampoco es tanto tiempo, ni estamos tan lejos y además estarás con toda tu familia.
-Aun así te echaré de menos.
-Yo también.
A pesar de que era la última cosa que quería, Ana se alejó del abrazo.
-Tendrías que ir ya. No querrás perder tu vuelo.
-¿Estás bien? –preguntó Mimi acariciándole la mejilla.
-No, voy a llorar si no te vas ya porque soy una dramática –rio un poco la morena.
-Recuerda, solo dos semanas.
-Voy a llorar igual.
Mimi le dio un beso, demasiado rápido para su gusto, pero que esperaba fuese suficiente para las próximas dos semanas.
-Nos vemos pronto –dijo y Ana asintió.
Mimi cogió su maleta y se acercó a la cola. Miró por encima de su hombro y vio que Ana seguía en el mismo sitio saludándola y con una sonrisa que sabía perfectamente, era falsa y que lo más probable era que estuviese a punto de echarse a llorar. Le lanzó un beso antes de mostrar su billete y seguir hacia el avión.
Parecía mentira que hasta hacía relativamente poco, lo único en lo que pensaba era en no pasar las vacaciones allí. Como cambiaban las cosas.
****
A pesar de que a priori era un viaje corto, a Mimi se le había hecho insoportable por los dos pre-adolescentes que iban en la fila de detrás y no habían callado en ningún momento. El señor que iba junto a ella no había sido capaz de controlarse como la rubia y se había girado para decirles que callasen un poco pero, la madre le había dicho que se ocupase de sus asuntos y los dejara en paz. Por suerte en cierto momento se habían calmado un poco y Mimi y el señor habían compartido una mirada de alivio.
ESTÁS LEYENDO
Cliché
Fiksi PenggemarMimi vive al lado de la pareja que más ruido hace al follar y lo peor es que nunca ha visto la cara de ninguno de los dos, algo preocupante teniendo en cuenta que hace tres meses que su vecina se mudó ahí. De todas formas le da bastante igual quien...