18. Oportunidades

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Una semana antes de que el hermano de Ana llegase, ella y Mimi estaban dando una vuelta por el centro. Hacía un poco de frío pero aun así El Retiro estaba bastante repleto de gente que disfrutaba del aire helado que golpeaba sus rostros.

Iban a cenar, nada especial en realidad, era solo una forma de recompensar a Ana por todo el estrés por el que había pasado últimamente y aprovechar así el tiempo libre que tenían antes de que el hermano de la morena llegara a la ciudad. La llegada del chico tampoco era como si fuera a impedirles pasar tiempo juntas, pero las dos eran muy exageradas y, por si acaso, necesitaban pasar aún más tiempo juntas que de costumbre.

Sinceramente, Mimi estaba un poco nerviosa por conocer a Joaquín por primera vez. Tenía que llegar en dos días y Ana estaba claramente emocionada por eso, por volver a verle y pasar unos días con él. Mimi no pensaba que pudiera llegar a pasar mucho tiempo con el chico, aparte de cuando se juntaran todos, pero aun así quería causar una buena impresión. Quería caerle bien a la familia de Ana.

-No puedo creer que te vayas tan pronto –comentó la morena de golpe.

-Lo dices como si fuera a irme para siempre –sonrió ella- Solo son dos semanas y vuelvo, podrás sobrevivir.

-Ya, pero desde que nos conocimos nunca hemos llegado a estar dos semanas sin vernos y no me gusta la idea.

-Incluso si no me fuera a casa, tú te irías igual a las islas, así que seguiríamos sin poder vernos.

-Pues entonces te habría invitado a venir conmigo.

-¿De verdad? –preguntó sorprendida.

-Pues claro. Así podrías conocer a todo el mundo.

Era una idea interesante, ir a Canarias no solo a conocer el lugar, también para conocer a su familia y pasar tiempo con ellos. Todo si no fuera a volver a su casa, por supuesto. Y también si fuera a conocerlos porque la fantasía de su cabeza se había convertido en realidad.

-Mira que adorables –suspiró Ana señalando a una pareja que había a su izquierda.

Mimi sin embargo no podía centrarse en lo adorables que parecían esos dos porque estaba más interesada en el pobre amigo al que le tocaba estar haciendo la foto de esa situación tan bonita. Pobre, tenía que estar aguantando las muestras de afecto que se daban aquellos y encima lo tenían como fotógrafo personal. No dudaba que a la pareja le encantaría ver esa foto más adelante, pero la cara del que tomaba la foto era aún mejor.

-Eres una romántica –dijo Mimi al ver que Ana parecía encantada con la imagen.

-Me encanta el amor –se encogió de hombros la morena- es precioso ver a gente enamorada, a veces te ayuda más de lo que crees.

La rubia miró como sus ojos volvían a brillar al mirar a la pareja. Ana era feliz con solo ver la felicidad de los demás y eso era algo maravilloso y que no ayudaba a que Mimi dejara de adorar a esa mujer aún más.

-¡Mira! –dijo de repente Ana agarrándola del brazo.

-¿Qué se supone que tengo que ver? –dijo Mimi mirando hacia todas partes porque no había absolutamente nada hacia donde Ana señalaba, pero ella seguía insistiendo en que había visto algo.

-¡Una ardilla! ¡Había una ardilla!

-Ana, estoy segura de que has visto más ardillas durante tu vida.

-¡Pero es que era monísima!

La andaluza negó con la cabeza y se acercó hacia el árbol en el que se suponía que la morena había visto al animal y empezó a mirar por las ramas.

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