CAPÍTULO CINCUENTA Y SEIS

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—Mamá

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—Mamá.

—¡Mamá qué! —se exaspera de repente.

Sienta a Ismaíl en la cama, se pone de pie y me avanza.

—Que ya basta.

Es lo único que me sale decir. No me victimizo pero siento que me comporto como tal y eso me pega como una patada.

Yo tomé esta decisión, se supone que no debería de estar así, inmersa dentro de una agobiante tristeza que no me deja siquiera respirar con normalidad.

—¿Basta? —agarra mis manos, apretándolas fuerte—. No eres una niña, Geovanna, déjate de pavadas. Te creo bien capaz de dar marcha atrás si algo no te genera seguridad.

—Entonces no me conoces ni un poquito —zafo de ella, y del respaldo del pequeño diván gris que decora el rincón agarro mi abrigo.

—Geovanna, tu orgullo está envenenándote.

Con fiereza la enfrento.

—Es más que orgullo —espeto—. It's my life, okay? Only mi life.

—Terca. Eres tan terca y orgullosa.

¿Terca?

Mi madre no me va a entender nunca y esa es la gran brecha que siempre va a estar marcando distancia entre ambas.
Ella no concibe la vida sin un estandarte masculino a su lado, llámese papá, Adolfo o el verdulero.

Yo crecí distinto y pensando diferente.

Yo amo.

Cuando amo me entrego con todo lo que soy y lo que tengo, pero si me harto, si me dañan, si me desprecian o me infravaloran dejo de aguantar por amor. Yo sólo me abro del camino y tomo otro rumbo.

Lo práctico y lo sentimental nunca se me mezclan. Porque me duele inmensidades y muy feo estar sin mi marido, pero es que... Ya no debemos estar uno al lado del otro.

Mi corazón es el que duda, al amar irrefrenablemente a ese hombre pero mi cerebro es quien pone paño frío a mi yo dependiente e idiota.
Me repite incluso hasta en sueños, siempre lo mismo.

Quiso hablarte, ¿pero para qué?
¿Va a cambiar? ¿Va a intentar hacer funcionar esto? ¿Se va a tragar todos esos miedos y va a dar para adelante?
Sabemos que no. Que tendría que suceder algo grandioso y extraordinario para que reculemos en esto.
Aunque ya no tiene mucho sentido pensar en recular tampoco si no volvió a llamarte, a pesar de todas las tuyas, que le dejaste en el buzón.

Dios...

Quiero estar bien, pero principalmente quiero el bienestar para mis hijos.
Que si deben crecer viendo a sus padres separados lo hagan con seguridad, tranquilidad y todo el amor que puedan recibir. No quiero un ambiente hostil y tenso para ellos, con padres que ni se hablen o que peleen constantemente.

Al Borde del Abismo © (FETICHES II) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora