Capítulo 5.
Se acomodó sobre la cama y, después de dirigir una rápida mirada al reloj de su mesita de noche, se dispuso a dormir. Minutos después e, incapaz de conciliar el sueño, se sentó sobre el colchón, acomodando su espalda contra el viejo cabecero negro de su cama. Colocó la colcha junto con la sábana y la manta de una manera en la que su cuerpo se mantuviera oculto bajo las tres capas y dejó que su cabeza viajara por donde quisiera. El silencio siempre la había ayudado a pensar, a aclarar sus ideas y ordenar sus pensamientos. Fuera llovía y, aunque caía con bastante fuerza, la persiana de su ventana conseguía amortiguar el ruido y crear un leve repiqueteo que, de alguna manera que no comprendía, la relajaba en demasía.
No sabía como estaba con Dylan. Había intentado ponerse en contacto con él el mismo día que salió hecho una furia de su casa y los dos días siguientes. Lo llamaba cuando se levantaba, cuando salía de la Universidad y volvía a casa en autobús, cuando llegaba a casa o cuando salía de ella para ir a trabajar. Incluso lo llamaba cuando acababa de trabajar a medianoche, con la estúpida idea de creer que, al estar medio dormido, accedería a hablar con ella de una vez por todas. Había gastado el saldo de su móvil en dos días y, el único y nefasto resultado que había conseguido todas la veces, había sido el sonido del contestador pidiéndole amablemente que dejara su mensaje puesto que la persona a la que llamaba, aunque ella sabía que eso era mentira, no estaba disponible.
Todavía y, aunque lo había pensado en más de una ocasión, no sabía qué había pasado esa noche del domingo hacia ya un par de días atrás. No entendía por qué Gian había aparecido de repente en el salón cuando siempre se autoencerraba en la habitación y no salía de ella sino era estrictamente necesario. Tampoco sabía por qué Dylan no la había dejado explicarse y, mucho menos, por qué la había contemplado con esa mirada que tanto decía y tanto callaba. Puestos a pensar, tampoco entendía por qué Dylan había aparecido por su casa haciéndose pasar por borracho. Y, puestos aún más a pensar, tampoco entendía por qué se había quedado como una estúpida, boqueando sin que ninguna sílaba saliera de entre sus labios. Suspiró con pesar, obligándose a si misma a pensar en algo que no le condujera a tantos quebraderos de cabeza.
Blake. No sabía nada de él desde hacía bastante tiempo y quería creer que no le había pasado nada malo. Muchas veces había tenido que frenarse a si misma para no encarar a su inquilino e increparle con preguntas sobre el paradero de su hermano que, apostaba y aseguraba que ganaría, el muchacho seguramente sabía. Volvió a suspirar, alejando a su cabeza de esos nuevos pensamientos que había encontrado y que tampoco la ayudaban a relajarse.
Había parado de llover, descubrió cuando el silencio de su cabeza la abrazó. Se levantó de la cama y, aunque sabía que aquello le podría acarrear un resfriado, levantó la persiana y abrió la ventana. Desde muy pequeña, más concretamente desde que fue consciente de lo que era la lluvia y lo que sucedía a su paso, se había sentido atraída por el olor que dejaba el agua sobre la tierra. Tomó asiento en el alféizar interior de su ventana y se dispuso a inspirar el olor que tantos recuerdos de su niñez le traía. Aunque su edificio estuviera casi pegado a otro de las mismas características, los constructores de ambos bloques habían tenido la consideración de dejar, como separación entre ambos, un pequeño jardín que se extendía hasta la parte trasera a la que Abby no tenía vistas.
Estuvo unos minutos inspirando la agradable fragancia hasta que, finalmente, el frío comenzó a colarse por su pijama y a calarle los huesos. Se levantó rápidamente y cerró la ventana para, a continuación, correr a esconderse bajo el pequeño fuerte en el que había convertido su cama, rezando por no caer enferma. No supo cómo pero consiguió quedarse dormida un rato antes de que el molesto ruido de su despertador la despertara.

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Isolato
Teen FictionSin apenas pestañear, Abby aceptó la disparatada propuesta de su hermano, consiguiendo con ello que su vida, sus pensamientos y muchas otras cosas más cambiaran de la noche a la mañana. Créditos de la portada a @La_tequila. Muchísimas gracias por el...