23. Epílogo.

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Estaba en silencio, observando la escena que se formaba delante suya.

Y es que sinceramente no lo podía creer.

Jamás podría haberse imaginado estar en una situación así.

Pero le alegraba, un poco.

Amanda estaba sentada a su lado en la manta del picnic, viendo sus expresiones.

- Niño rana... ¿estas bien?

Él la miró con una sonrisa triste.

- Lo estoy, dentro de lo que cabe.

- Una pérdida así debe ser muy difícil, cuando amas a alguien y se va para siempre no sabes que hacer ¿verdad?

Él asintió y miro a su pequeño hijo de 5 años correteando por el parque donde él había jugado de pequeño.

Amanda quería a su amigo de regreso, sabía que el se mejoraría de la pérdida, pero le estaba costando.

Quería animarle.

- Hyungwon ¿Quieres hablar de eso? Digo, tu fuiste él último con el que habló, sé que seguro te dijo algo.

Hyungwon la miro triste y las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.

Amanda no esperó y abrazó fuertemente a su amigo.

El lloró.

Ya habían pasado semanas y seguía doliendole.

- Debí comprender a Wonho en su momento...

- Hyungwon, uno solo sabe el dolor hasta que lo sufre.

- Pero yo debí hacer algo, si yo hubiera puesto más atención...

- ¿Y si no quería atención? ¿No crees que pudo decirte que no se encontraba bien? Quizá ya quería irse, no sabemos que tanto sufría.

- ¿Por qué alguien quería eso teniendo una hermosa familia?

- Hyungwon... a veces las cosas son así, odio recordartelo, pero Ámbar quiso irse también... Sólo que tenían dolores diferentes, uno era emocional y el otro era físico, una enfermedad es algo que te hace sufrir mucho.

- Aún así me siento culpable por no tener más cuidado, por no prestar atención y no darme cuenta que se sentía mal...

Hablaba entre sollozos.

- Quizá si quiso irse... No era porque no te amara Hyungwon, o porque no amara nuestra extraña familia, sino porque ya fue feliz y quería descansar y no sufrir con costosos tratamientos que al final sólo le darían debilidad y una muerte más lenta.

Hyungwon volvió a llorar.

- Dios... como duele.

- Pero tienes nuestra compañía Hyungwon, nuestra extraña familia está aquí para ti, te vamos a dar las fuerzas que necesites...

- Fue tan difícil... recuerdo haber entrado a la sala y era como si estuviese esperándome, le lleve comida pero la ignoro, estaba viéndome fijamente a los ojos y tenía una enorme sonrisa que no había visto en meses... su sonrisa me dolía, porque sabía que no era algo bueno...

Agachó su cabeza y miro hacia algún punto en el suelo mientras Amanda lo miraba atenta.

- Me acerqué lentamente y no dejó de sonreír... sentía que me estaban metiendo una espada en el pecho, pero avance y me tomó la mano y la acarició, noté su palidez y el dolor en sus ojos pero no tuve valor de hablar, sólo seguía sonriendome pero después de unos minutos comenzó a hablar muy suavemente y despacio... te juro que mi corazón estaba sufriendo mucho en ese momento, comencé a llorar antes de que pudiera formular una palabra.

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