3.

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Su título no importaba si no tenía una universidad, había sido rechazado nuevamente, si quiera pedía un buen puesto de trabajo, sólo quería algo para tener lo suficiente para comer.

Estaba quedándose cada vez con menos dinero, la cuenta que Mildred se había encargado de dejarle para su universidad se estaba desvaneciendo rápidamente, entre alojamiento y comida.

No podía encontrar trabajo, de ningún tipo.

¿Tanta mala suerte tenía?

¿Cómo podría ser así la sociedad?

Si no tenías dinero no podrías ingresar a un puesto de trabajo ¿que sentido tiene?

Bueno, sabía que entre más se tiene más se quiere, pero no pensó que llegaran a esos extremos.

Preferír que alguien sin apoyo muera de hambre, en vez de proveer algún empleo simple.

Pero un día consiguió empleo en una pequeña tienda, la dueña del lugar no era muy amable pero estaba más que feliz de poder conseguir algo de dinero.

Ya tenía 18 años y quizá con ese ingreso podría entrar a la universidad.

...

La fiesta de graduación de la universidad de Hyungwon por fin había llegado y como cualquier persona rica, organizó una mega fiesta en su casa.

Hizo preparativos, alcohol, piscina, comida exquisita y mucha música.

Parecía un enorme antro lujoso.

El lugar entero estaba repleto de gente rica, interesados en el dinero, mujeres fáciles, borrachos y de todo lo que pudiera haber.

El sonreía satisfecho desde lo alto, viendo la diversión que había por todos sitios.

Algunos incluso "divirtiendose" en público.

Rodó los ojos y se río, se llevó su copa a la boca y dio un buen sorbo.

Unas manos se colaron por su cintura desde su espalda.

El sonrió, seguramente alguna tipa también quería "divertirse". Lastima que el no fuera del que se "divertía" con cualquiera.

Se giró para ver quien era la curiosa que intentaba reducirlo.

Sus ojos se abrieron y abrió un poco la boca sorprendido.

¿Qué estaba haciendo Ámbar en su fiesta?

No la veía desde hacía años.

- Ámbar.

- Hola Hyungwon... pareces sorprendido con mi presencia, espero que no te moleste.

- Mm no, para nada, sólo que no espere verte por aquí.

- Pues aquí estoy, vine a darte un regalito especial... tenía que venir a verte hoy, mañana parto de nuevo a mi nueva ciudad así que me iré temprano de la fiesta, no tienes que preocuparte por eso.

- ¡Oh! Pues bien... dime en que puedo ayudarte.

Ella se acercó y lo beso suavemente en los labios mientras rodeó su cuello con ambas manos.

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