Reposaba tranquilo en el amplio sillón de su estudio, moviendo en pequeños círculos con un suave ritmo de su mano el elegante Petrus del 47 que poco a poco se iba oxigenando liberando así el bouquet del enlace entre merlot y cabernet franc. No era habitual en él beber y mucho menos estando solo, tal vez algún contacto con una copa de buen vino en algún evento pero nada más, pero ese día lo ameritaba, la pasarela donde había presentado su nueva colección Otoño/Invierno había sido un completo éxito, un largo año de arduo trabajo se había visto al final recompensado bajo un cúmulo de elogios y una completa aceptación a todos y cada uno de los diseños presentados.
Una sonrisa calificativa se dibujó en sus labios al recordar cómo la gente se había referido a cada una de sus prendas como simplemente perfectas. ¿Perfectas?, como una palabra que debería expresar tanto había caído en la futilidad del lenguaje de la adulación. Miró una vez más hacia arriba no pudiendo evitar la nostalgia en su mirada y el sutil suspiro que evocaba a aquellos tiempos que no volverán.
Llevó la copa hasta sus labios y degustó con placidez del apetecible vino, al instante notó sus dulces notas con el punto astringente justo que le daban los taninos sabiamente envejecido durante tantos años en barrica, era rico y untuoso al paladar.
Alejó el cáliz para mirar a contraluz los bermejos destellos que marcaban un fino rosario en su superficie. Si, era un excelente vino pero lejos de la perfección que tanto habían alabado muchos de sus conocidos.
Una vez más ahí estaba el uso de tan insigne palabra que había caído al nivel de una simple descripción superficial.
Sin separar su vista del balanceado néctar de la perla de Aquitania, pensaba en cómo una palabra que debería expresar la esencia superlativa se había convertido en una expresión que connotaba una mera comparación.
Fueron los mismos griegos quienes definieron su propia idea de la perfección a través de sus esculturas, donde reflejaban cómo deberían ser aquellos seres omnipotentes a los que llamaban dioses, pero que no eran más que representaciones a su propia imagen y semejanza. Lo mismo ocurría con los artistas del barroco que mostraban en sus grandes lienzos las más sublimes expresiones de perfección, pero siempre basadas en su conocimiento cercano de la belleza. En uno y otro caso su idea de la perfección se traducía en una somera comparación de lo ya conocido.
Y ese defecto se mantenía aun hoy en día. La gente no era capaz de ver la individualidad de las cosas, su valor por sí mismas y lo más importante, lo que podrían engrandecer la vida de cualquier persona.
Pero lo que era innegable es que él sí había tocado la perfección pero no dentro de su faceta de artista de la alta costura sino como el simple hombre que era al haberla conocido a ella.
Para él la perfección era aquello que convierte un algo en un todo, un tal vez en un futuro y la soledad en una vida plena. Esa era Emilie para él, era la perfección que brillaba con luz propia, que había dado sentido a su vida.
Levantó su vista para contemplar el gran cuadro de su esposa y de su hijo y con ese brillo en los ojos una sonrisa de orgullo y satisfacción se dibujo en sus labios. Se consideraba el hombre más afortunado sobre la tierra, ya que frente a él tenía a la perfección nacida de la perfección.
FIN
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Historia dedicada a roo_castillo
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Junio con Gabriel
FanfictionPequeños relatos sobre Gabriel Agreste. #JunioConGabriel [Todo el crédito de la portada es de LadyDoptera] Disclaimer: La trama es original y está basada en los personajes de la serie animada "Miraculous: Les aventures de Ladybug et Chat Noir". Los...