¿Miedo?, ¿frustración?, ¿angustia?, ¿o era tan solo desesperación por lo perdido aquello que sentía en ese momento?, ya no era dueño de sus actos, ya no tenía el control de los inocentes, todo había acabado bajo la claudicación por lo amado.
Desde aquella posición de humildad donde los que transgreden imploran por un solo acto de redención veía como sus enemigos clavaban sus ojos llenos de dudas sobre él.
Ayudándose de la barandilla se puso en pie, aun derrotado su porte lucía altiva pero su semblante denotaba la desesperación del momento. Ya sin fuerzas, con paso lento y espalda erguida se dirigió hacía la urna.
Caminó en silencio entre los héroes tal como los condenados van al cadalso. Por extraño que pareciera la inquisitiva mirada de Chat Noir llegó a perturbarlo, había algo en ella que lo trastocaba profundamente.
Ya sin nada por hacer, un apagado gracias salió de sus labios hacía la heroína y solo con eso avanzó los pocos metros hasta quedar frente a el cristal que triste mostraba a su amor dormido.
Con el mayor de los cuidados pasaba en suave movimiento las yemas de sus dedos sobre el frio material, queriendo llegar a sentir la calidez de su piel como antaño. A su espalda escuchaba los murmullos de los héroes, pero eso a él ya no le importaba, ahora solo quería esta con ella y con lagrimas en los ojos pedir perdón por haber fallado.
Tan inmerso estaba en sus pensamientos que no se percató cuando Chat Noir abandonó su santuario hasta que escuchó sus pasos por la pasarela metálica, en su cara se mostraba más que antes la confusión y la angustia y en su mano derecha ya no mostraba el poder de la destrucción.
Un par de palabras cruzó con Ladybug antes de que esta decidiera irse. Y algo que nunca había visto en todos esos meses de luchar contra ellos, la heroína se despidió de él con un cálido abrazo.
Ahora solo quedaban los tres en ese enorme recinto, Chat Noir, él y su asfixiante desesperación que con cada segundo que pasaba lo engullía en su desolado mundo.
El siempre albergó la esperanza de devolverla a su vida, pero el destino se empeñó en dejarlo de lado y jamás acompañarlo en su espinoso camino, tan solo fue el dulce rufián que puso la miel de la victoria en sus labios solo para después lanzarlo con desprecio a esa sepulcral cámara abovedada. Nunca hubo un juez que dirimiera, él solo fue jurado y verdugo en esta tragicomedia y ahora irónicamente la espada de Damocles que sus propios actos forjaron pendía sobre él.
- ¿Por qué? - sus vidriosos ojos se abrieron desmesurados ante la pregunta que llena de dolor sonó a sus espaldas.
FIN
-**-
N/A.
Referencia al capítulo "Protección".
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Junio con Gabriel
أدب الهواةPequeños relatos sobre Gabriel Agreste. #JunioConGabriel [Todo el crédito de la portada es de LadyDoptera] Disclaimer: La trama es original y está basada en los personajes de la serie animada "Miraculous: Les aventures de Ladybug et Chat Noir". Los...