- ¡Los detalles, Gabriel!, ¡los detalles! - recalcaba una y otra vez el exigente profesor.
El joven Agreste era un alumno aventajado con grandes aspiraciones. Arte y creatividad no le faltaban y sus trabajos se podrían calificar de excelentes si no fuera porque siempre apuraba los diseños omitiendo ese algo, ese detalle que transformara su trabajo en un claro representante de pasarela y no un mero artículo de escaparate de una venta de saldos.
- Debes de ver más allá de lo superficial, ser más exigente con lo que esperas de tu creación. No te quedes en lo simple busca lo sublime, absolutamente todo tiene esa capacidad de ser excelso solo hay que encontrar el detalle que lo haga posible. - con la vista al suelo escuchaba abochornado a su profesor.
- Gabriel, - dijo más tranquilo el catedrático - tienes talento solo necesitas esforzarte un poco más, recuerda, si las cosas que valen la pena fueran fáciles cualquiera las haría. - dijo con aire solemne pero sin dejar de mostrar una afable sonrisa a su alumno.
Ya había pasado algún tiempo de aquellas palabras y Gabriel ahora, siempre fiel a ellas, había conseguido abrir un pequeño atelier después de haber trabajado con algunos de los ilustres representantes de la moda parisina.
- Es perfecto Gabriel. - decía entusiasmada la mujer con los ojos puestos sobre su reflejo en el espejo. Aquel vestido de satén rojo con escote de hombros caídos y sin mangas le quedaba especialmente bien, acentuando su figura y cayendo con gracia en una amplia falda de campana.
El diseñador sosteniendo la barbilla entre sus dedos la miraba indeciso. Si, el vestido era hermoso pero no acababa de satisfacer sus expectativas. Se giró y fue hasta su mesa de trabajo, tomando un trozo de la misma tela del vestido lo cortó en una fina línea de menor a mayor, tomó unos stilettos negros con un largo tacón en dorado y la imagen de una mariposa en el empeine formada por pedrería dorada.
Paso la cinta de tela alrededor de la cintura de su clienta formando un sencillo lazo al frente y dejando caer la parte más ancha sobre un lateral, con cuidado la ayudo a calzar los nuevos zapatos.
Se alejó un poco para poder apreciar los cambios y un gesto de satisfacción cubrió su rostro.
- Gabriel...es...es hermoso. - la mujer mostraba una gran sonrisa sin apartar la vista del espejo.
- Los detalles madame Toussaint, la elegancia esta en los detalles. - dijo mostrando su agrado ante el conjunto.
En la visión del artista de la moda en que se había convertido los detalles podía tener diversas connotaciones, desde un simple accesorio que engalanara alguna prenda hasta un gesto que alegrara el momento.
La complacida cliente se despedía alegre del diseñador, eran casi la ocho y Gabriel se disponía a cerrar después de un día de arduo trabajo. Se giró después de colgar el letrero de cerrado cuando unos alterados golpeteos en su puerta lo detuvieron.
Al otro lado del cristal pudo ver la perfecta simetría de aquel bello rostro que lo miraba ansioso con aquellos intensos ojos verdes, todo en él era destacable pero en especial aquel casi imperceptible detalle de dos finos hoyuelos al final de las comisuras de sus labios que se resaltaron aun más cuando una tímida sonrisa apareció al verlo acercarse.
- ¿En qué puedo ayudarle?. - en cuanto abrió la puerta la joven entró con cierto reparó.
- Si...siento molestarlo a esta hora. - se disculpó avergonzada.
- No se preocupe acababa de cerrar ahora mismo. - Gabriel trató de restarle importancia al hecho que al parecer la mortificaba.
- ¿Y bien?, ¿en qué puedo ayudarla entonces? - volvió a preguntar mostrando una cálida sonrisa que ligeramente sonrojó a la joven.
- Yo quería comprar algo para mi madre...mañana es su cumpleaños y no pude salir hasta ahora del trabajo. - explicó compungida.
- No se preocupe, ¿y había pensado en algo en especial?. - la amabilidad del joven diseñador la tranquilizaba.
- Le gustan los jerséis. - dijo convencida.
- Muy bien, - busco en uno de los cajones hasta que encontró el artículo en cuestión - ¿que le parece este? - le mostraba un cárdigan en punto de canalé en tono gris jaspeado.
- Es muy bonito, creo que será perfecto. - con una sonrisa, la cual no sabía que cada vez capturaba más y más la atención de Gabriel, no dejaba de ver el jersey.
Una vez envuelto el regalo, Gabriel le entregó la caja a su agradable clienta y a la vez una pequeña bolsa que ella vio extrañada.
- Estoy seguro que el Jersey le quedara magnifico pero con esto, - saco de la bolsa un pañuelo de seda en tono burdeos y un broche nudo en dorado - lucirá mucho más. Es una pequeña cortesía de la casa. - dijo amable.
- Yo...- ante la sincera mirada del diseñador se sintió cohibida no pudiendo rechazar el detalle - gracias.
- Es un placer, estoy convencido de que su madre quedara complacida. Recuerde que la elegancia esta en los.... -
- Detalles. - dijeron a la vez, sin dejar de sonreír.
- Yo...- le costó pasar la saliva - ¿le apetecería tomar un café un día de estos? - preguntó nervioso.
- Me encantaría, - respondió con mas elocuencia y tomando los paquetes - ¿el viernes a esta hora?.
El solo pudo asentir con un torpe movimiento de cabeza.
- Ji, ji, aquí estaré entonces y por cierto me llamó Emilie.
- Soy...soy Gabriel. - dijo aun con el aplomo perdido.
- Lo sé. - dijo señalando el cartel que decoraba el frente del escaparate - Hasta el viernes. - se despidió mientras que el diseñador la veía ensimismado como se alejaba con un grácil andar.
Así es, en su vida tenia la suerte de ver y apreciar en sus distintas expresiones cada uno de los detalles que esta le ofrecía cada día. Y unos eran mejores que otros.
Ella es el más hermoso detalle que engalanaría su vida.
FIN
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Junio con Gabriel
FanfictionPequeños relatos sobre Gabriel Agreste. #JunioConGabriel [Todo el crédito de la portada es de LadyDoptera] Disclaimer: La trama es original y está basada en los personajes de la serie animada "Miraculous: Les aventures de Ladybug et Chat Noir". Los...