Familia

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Desde pequeño le habían inculcado la idea de lo que debía ser una familia, era aquello que se mantiene siempre unido sin importar el que, en la que cada uno de sus miembros ayuda y vela por los demás, donde es el amor ese aglutinante que da la calidez y la felicidad.


En su casa siempre se repetían las mismas palabras, una familia fuerte y solida era el epítome del éxito de una persona, es donde un ser humano es capaz de dar y recibir amor de manera desinteresada, formando así vínculos perpetuos e inquebrantables.


Ya fuera por educación o por convicción él creía en la familia, ese proyecto que dos personas enamoradas inician con toda la ilusión del mundo y que poco a poco esperan verla crecer.


Lo que es innegable es que esta intrínseco en cada ser humano la inherente necesidad de encontrar a esa otra persona que lo complemente en varios aspectos de su propio ser y así con el tiempo hacer crecer una relación hasta llegar al punto de decidir consolidar una familia.


A él le pasó, un día llegó en que la encontró a ella, a su alma gemela, a su complemento perfecto con el cual formar su propia familia.


Años habían pasado y su pequeña familia había crecido, ahora había un motivo más de felicidad por el cual luchar día a día. Ellos dos eran su máximo tesoro que daban sentido a su existencia.


Los designios del destino en ocasiones son retorcidos e injustificables, es por ello que sin quererlo ni buscarlo un día se dio de bruces con la cruel realidad de que su familia estaba incompleta, le faltaba uno de sus pilares...faltaba ella.


No escatimó en esfuerzos, valiéndose de todo con tal de recuperarla, nada era suficiente y todo era poco por ver de nuevo completa a su familia.


Olvidándose de todo en su loca cruzada por traerla de nuevo olvido uno de los principales preceptos de la familia, el mantenerla unida. El había dejado de lado a su hijo, eran contadas las ocasiones en las que compartían un momento o se interesaba por él.


Sin darse cuenta había formado una nueva familia, su trabajo y su obsesión eran sus nuevos compañeros de viaje en el tortuoso camino de su vida.


A muy pesar suyo con el paso del tiempo todo siguió igual, ella sencillamente no volvió. No mas lamentos al vacio, no mas batallas perdidas. Aunque tarde fue, comprendió que había caído en la desidia del destino que no le permitía avanzar, dejando de cuidar lo que realmente debía tener importancia para él.


Su hijo siempre había sido su familia y aun permanecía con él. Reconocía que Adrien era mucho mejor que él porque a pesar de todo fue el único de los dos que se mantuvo firme en mantenerlos juntos, en no dejar que su familia terminara de resquebrajarse.


Podía mirar siempre que quisiera al pasado y disfrutar con lo vivido o por el contrario lamentarse por lo que pudo ser y nunca llegó. Pero lo que era cierto es que su futuro estaba ahí frente a él, ver a Adrien feliz junto a su mujer y sus tres nietos le hacía saber que aun tenía a una familia.

FIN

Junio con GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora