Malas Decisiones.

Cap. 59

//Lou Allen//

era todo un conflicto conmigo misma, cuanto más intentaba alejarlo, él estaba más cerca. Era lo más degradante que había visto, incluso más que mis asquerosos años de masoquismo.

Anclada al sentimiento que me hunde sin disolución. Estaba perdida antes de llegar aquí, así que esto no puede ser peor.Después de todo, que jared se haya casado no es tan injusto, yo tuve una hija con alguien que no era él, su vida tambien era tan importante como la mía. Aunque haya otra persona que no lo considere así.

—¿tienes idea de lo que haces? —me preguntó jane inclinada en la

barandilla de la escalera. La noche retumbaba en mis oídos como un zumbido ensordecedor.

Apenas iluminaba una débil luz tenue que se desprendía de la lámpara de su lado. Ella no estaba deacuerdo con mi decisión, y era muy consciente de ello. Ella nunca había apoyado ninguna de mis decisiones, y si por una vez le hubiese hecho caso tal vez no me encontrara donde estoy ahora. Jane, la demente más cuerda que he conocido. Cuanto hubiese deseado obedecerla cuando me pidió no acercarme a jared, o cuando me dijo donde estaba y me

dijo que no lo dejara ir… y yo no le obedecí. Si algo he aprendido de ella, es que un li cuando se enamora es capaz de todo, y sólo una idiota podría dejarlo ir. Y claro, él está enamorado, aunque ya no sea de mí, y por eso no me atrevería a intervenir. Él está muy lejos, y era mejor que yo no supiera exactamente donde.

—no, nunca tengo idea —musité tragando con dificultad.

Su mirada acusadora me penetraba la piel como un millón de alfileres agujereando cada una de las partículas de mi corazón.

Le debía mucho, después de todo, por mi culpa ella perdió a su hijo, y sabía que tarde o temprano yo debía marcharme, porque jared no iba a aparecerse por ahí mientras yo estuviera presente. Todo el deseo y amor que me tenía se había esfumado como vapor en el verano. Y no era el único, yo también estaba cansada del amor, y no podía volver a sentir lo mismo por él. Ya no.

—entonces, para —masculló, demandante.

Una vez más no obedecí a sus órdenes y continué haciendo mis maletas y las de mègane. Me pregunté donde estaría ella. Claro, con cathy. Al menos ya no había sicópata alguna que raptara a mi hija. Bufé una sonrisa por lo bajo al recordar a rose. Ella primero había robado lo que más amaba, y ahora se había quedado con lo mejor del pastel; jared.

—para, he dicho —me ordenó jane en un tono más fuerte.

Ella ya no me intimidaba, para nada. Ahora nadie me intimidaba. Sí,tenía la tendencia de siempre tomar las peores decisiones, pero no me arrepentía de nada. Al menos todo esto era mejor que ser

golpeada por un borracho. Maldito. Sí, es lo que era, pero marco no debió vengarse por mí. Estúpidos ricos, un fianza de medio millón y marco styles sale libre de matar al hombre que me torturó por años en su absurdo intento de enamorarme.

Corrí el cierre de la maleta y la coloqué en el suelo. Dirigí la

mirada hacia la mujer que ahora se encontraba a mi lado.

—me has quitado a mi hijo, ¿también a mi sobrina? —gruñó.

Si pensaba que con eso iba a hacerme cambiar de opinion, era el día de la decepción de jane.

—no vivo en dependecia de lo que te pase. Ni tus órdenes ni tus intentos de hacerme sentir culpable harán que cambie mi decisión. Ahora, apártate.

Jane murmuró una blasfemia en voz baja y se apartó. Ya estaba harta de vivir con jane, soportarla sólo por la estúpida idea de que jared volvería. Ya era hora de madurar, maldita sea.

Salí de la casa dejando las maletas dentro, debía buscar un par de cosas en casa. Me adentré en la penumbra hasta que llegué al pequeño umbral de la casa de marco, la que un día había sido mi habitat. Tuve que tocar la puerta. Nada de lo que era es.

Marco, con sus ojeras y su cabello despeinado abrió la puerta y me estrechó entre sus brazos al verme.

—has vuelto —suspiró contra mi cabello.

—sí.

—¿por qué no la has traído? —me tomó de la cintura y entramos

en la casa.

—está jugando con cathy. ¿ya tienes listo el equipaje? —levanté

la vista hasta sus diamantes plomos que brillaban en la

oscuridad. Acaricié con las yemas de mis dedos bajo sus

perfectos ojos, justo en las pequeñas sombras violeta bajo

ellos—. Te dije que durmieras.

—no me apetece dormir en una cama donde no estás —metio mis dedos en su boca y los chupó uno a uno—. Moscú va a encantarte. Mis padres siempre iban de jóvenes.

—pero no voy a entender nada.

—para saber lo que quiero decirte no necesito hablar —sonrió y unió sus finos labios con los míos.

El dulce sabor de marco en mi boca era mi sensación favorita en todo el mundo. Y parecía que el mío también le parecía igual de agradable. Su mano recorrió toda mi espina dorsal.

—hora de irnos —me aparté de él con cuidado.

—podemos irnos en la mañana —susurró besando mi cuello.

—no, nos iremos ahora.

Marco suspiró y me sonrió.

—iré por el auto —plantó un beso en mi mejilla y salió por la puerta de atrás.

Salí de la casa y caminé de regreso a la mansión lí. Una mujer estaba agazapada debajo de la ventana de la cocina. Se dio cuenta que yo la estaba viendo y se lanzó sobre mí. Forzajeamos unos minutos en el suelo. Traté de gritar pero la voz no salía de mi boca. Sentí un pichazo abrasador en uno de mis costados. Fue cuando pude gritar. Sentí de nuevo como me clavaba el cuchillo en la mitad de mi estómago.

Me ahogaba. No podía respirar. Un líquido caliente borboteaba en mi garganta. Traté de escupirlo y todo lo que salía de mi boca

eran litros de sangre espesa. No respiraba, tosía y me ahogaba.

Me estaba muriendo.