Capitulo 18

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Al abrir sus ojos solo pudo sentir algo: Náuseas.

Salió tan rápido como pudo de la cama entre tropezones y con un sueño infernal. Se inclinó en la taza y toda la cena de la noche anterior se había ido por la borda.

Al terminar se limpió su boca con una toalla y se acercó al lavabo para lavarse los dientes, sentía como su estómago latía por la repentina evacuación.

Escucho unos toques en la puerta del baño.

"¿Rub?" Miguel entró viéndolo enjuagarse la boca. "¿Estás bien? Se escucharon las arcadas desde el pasillo." Mientras más caminaba al omega empezaba a sentirse decaído.

"Creo que no debí comer tanta comida picante"

"Amor pero eso fue hace dos días" el pelinegro frunció su ceño. "Desde ayer en la mañana te encuentras así. Recuéstate en la cama, te revisaré."

"No es necesario Mahe" Trato de convencerlo. "Me siento mucho mejor. Creo que eso era lo que necesitaba" Le sonrío tranquilamente.

"Pero es mejor que te revise Rubén" insistió su alfa.

"Te preocupas demasiado" Se acercó por completo y le beso la mejilla "Prometo decirte si el malestar continúa"

No le quedó de otra que aceptar. "Bien" Dijo con una mueca "Puedo sentir cuando me mientes Rubén, un pequeño malestar y lo sabré."

El castaño asintió y jalo al pelinegro consigo para después salir de la habitación y encaminarse a la cocina. Tenía mucha hambre. Se le antojaban unos ricos waffles con dulce de leche y fresas encima. Agua se le generaba en la boca de solo pensarlos.

"¿A dónde me llevas?" Preguntó el pelinegro con una sonrisa.

"Tengo hambre Mahe, estaba pensando en hacer waffles. ¿Qué...?" La pregunta quedo a medias cuando Miguel lo jalo hasta que ambos cuerpos impactaron. "¿Qué sucede?"

El pelinegro carraspeo su garganta. Estaba nervioso. "Antes de ir a preparar el desayuno te tengo una sorpresa"

"¡No más noches de comidas extrañas por favor!" Rogó Rubén lográndole sacar una risa divertida a Miguel. En toda la semana de -Suerte a Rubén- el pelinegro lo había llevado a diferentes restaurantes. Comida Thai, hindú, mexicana, Colombiana entre muchas más. Pero jamás se imaginó que probar otro tipo de comidas a las que estaba acostumbrado le dañaría el estómago provocándole muchas náuseas, fatiga y sueño. Todo era completamente raro.

Pero estaba tranquilo. Sabía que cuando su cuerpo se adaptará de nuevo a la comida tradicional todo estaría bien.

"¡No es eso!" Decía Miguel carcajeándose al ver la cara de su novio con un puchero. "Es algo mucho mejor" Y sin decir más, lo arrastró hasta la sala-comedor. "Necesito que cierres los ojos"

Rubén obedeció "¿Por qué estás tan ansioso?"

"Deja de preguntar amor, ahora empezare a guiarte." Y con esto el pelinegro empezó a darle indicaciones sobre cuantos pasos dar o si tenían que rodear algún sofá para llegar a la sorpresa. "Bien, siéntate"

Con la ayuda de su alfa logró sentarse. Podía sentir los nervios y ansiedad en su amado. Estaba sentado en un banquillo, sus piernas con trabajo y llegaban a suelo, era muy alto.

Escucho algo abrirse y de repente a Miguel tomar sus manos y ponerlas en un... ¡Oh por Dios!

No pudo esperar más y abrió sus ojos.

Había un piano en la mitad de la sala-comedor.

"Espero que te guste mucho amor." Le dijo con una enorme sonrisa.

Fértil - Rubelangel - AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora