Extra 3 - Dylan

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"Oh vamos Dylan, no puedes ser tan perezoso" Bufó Rubén, pasaba por esto todos las mañanas.

"Pá, es viernes"

"Así sea lunes o miércoles Dy, tienes que ir a la escuela, aparte sé que hoy es el cumpleaños de Sally"

Con mencionar su nombre no pudo evitar sonrojarse y tensarse al mismo tiempo. Esa era la razón por la cual no quería ir al colegio.

Sally.

Para quien no la recuerde es la hija de Guillermo y Samuel. Dylan tiene un gusto por ella desde muy pequeño, no lo dice pero vamos, es obvio.

Su hijo seguía y seguía jalando el edredón cada vez que Rubén se lo quería quitar.

"¡DYLAN!" Gritó dejándose caer a su lado.

"No quiero" refunfuñó.

"¿Cuál es la razón?" El castaño se acercó más a él y lo abrazo por su espalda. "Dylan tú nunca eres así. Sabes que puedes decirme lo que sea..."

Se quedó callado varios minutos, no sabía si era buena idea decirle a su papá lo que estaba pasando. No quería que se volviera hostigoso como con Daniela o Luca.

No le gustaba la cursilería.

"Bien, te diré" Dijo alejándose de su papá "Pero no quiero que me estés molestando como a mis hermanos con ella. ¿De acuerdo?"

Rubén entrecerró sus ojos y levanto su mano. "Lo prometo"

"No-No quiero porque no sé si le gustará lo que le compre a Sally..."

Rubén debería de ser vidente o algo así. Dylan cree que no sabía su gusto por la chica, bueno seguirá fingiendo.

"¿Te gusta Sally?" Alzó las cejas.

"No empieces Pá"

Rodó los ojos. Sus hijos eran muy reservados. Nadie sacó el lado atrevido de Miguel o el suyo. ABURRIDOS.

"Entonces..." cambió la plática. "¿Qué le compraste?"

"En realidad son dos regalos..." se rascó el cuello con nerviosismo. "Papá me dio el dinero para el segundo regalo"

Rubén sonrió. Miguel siempre fue así con sus tres hijos. Un derrochador consentidor.

"Bueno... está bien." Lo miro. "¡Ya dime que son!" Su hijo era tan desesperante.

"Ahora en la escuela le daré esto. "Debajo de su almohada sacó una pequeña cadena con un dije con forma de piano con pequeños cristales incrustados.

"Es hermoso Dylan" dice Rubén viendo la pequeña pieza. Desde los nueve años el castaño le enseñaba a la hija de sus amigos el piano y bueno era realmente buena.

"¿Es-Estás seguro?" Bajo la mirada.

"Por supuesto que sí" Dijo animado. "Bien, no pierdas más tiempo, vístete, bajas a desayunar para que llegues a tiempo, le gustará mucho Dylan, estoy seguro.

"Gracias Pá" Se levantó de su cama y lo abrazo mientras que el castaño trataba de llegar se puso de puntitas y abrazar mejor a su hijo. Dylan y Luca eran tan altos como Miguel.

"No es nada hijo" Le sonrió satisfecho.

"Hola Dylan" trago el enorme nudo que se formó en un microsegundo y alzó su cabeza para ver a la linda pelinegra. "¿Puedo sentarme hoy contigo?"

"Hola Sally" Habló mientras asentía, parándose de su silla y ayudar a la chica a sentarse a su lado. "Por cierto felicidades" el castaño le dio un leve abrazo quedando petrificado cuando sintió el aroma de la chica.

Fértil - Rubelangel - AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora