Capítulo 1

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3 años después.

--Tía ya llegue--grite cerrando la puerta de la entrada. Ya no me resultaba extraño entrar sin permiso a aquella casa hermosa de un piso, la fechada estaba pintada de café con los marcos de las ventanas blanco, mi tia tenía muchísimas plantas de diferentes colores que la hacen resaltar (cabe decir que era todo un reto mantenerlas vivas) en fin me encantaba ayudarla con la jardinería; me relajaba bastante.

Por dentro teníamos al lado derecho la sala donde posaban esos increíbles sillones que te dejaban en shock total, una televisión de plasma y todo lo demás. Seguíamos por el pasillo y nos encontrábamos una habitación que era la principal donde dormía mi tía. Al lado de esta estaba otra que nadie ocupaba para finalizar estaba la puerta del jardín y a la izquierda mi lugar favorito; la cocina. ¿Quién no ama la cocina?

Una vez que salías al jardín trasero te encontrabas con un amplio lugar verde y una piscina no muy extravagante pero utilizable y al final teníamos otro cuarto parecía una pequeña casita en la cual podía habitar alguien muy bien, tenía una ventana que dejaba ver el hermosa pasto verde y por dentro era muy espaciosa y incluía su propio baño. Cabe decir que era mi refugio, no porque no me dejaran quedarme en la casa principal sino porque aquí me sentía agusto yo sola.

Ya habían pasado poco más de dos años desde que me había mudado aquí, la verdad estaba contenta y agradecía que tenía el cariño y su confianza.

Aunque no llevábamos una vida muy lujosa la verdad es que nunca me a faltado nada y la ayudó con lo poco que puedo.

--¡Hola cariño!, ¿cómo te fue hoy?-- me preguntó. Ella era muy hermosa con sus cabellos negros con blanco y ojos azules, nada comparado con los míos; yo era una chica que apenas si media uno setenta, con un cabello castaño oscuro, ojos color miel y piel blanca. En cuanto a mi cuerpo era bonito unos cuántas curvas por allí, buenas piernas no podía quejarme de mi cuerpo estaba agradecida por mis atributos.

--Bien, los niños aman cuando les voy a enseñar y les canto.

--Ellos te aman mucho-- me abrazo.

--Y yo a ellos-- le devolví el abrazo-- no se que haría sin ellos... y sin ti.

--Vamos a comer, debes reponer energías.

--Si, hoy debo trabajar en la noche-- hizo una mueca.

--Sabes que no me gusta que trabajes tan tarde.

--No es nada malo tía, sabes que los chicos me cuidan aparte me divierto un poco.

--Sólo por eso te dejo ir, eres una joven que debe salir y divertirse, y conseguirse un novio.

--Brincos dieras, sabes que el amor no es para mi.

--A pasado mucho Olivia, es momento de que des otro paso adelante o sino te quedarás sola como yo.

--Tu no estás sola me tienes a mi-- empecé a devorar mi comida-- aparte yo tengo a Sol.

--Sabes que no me refiero a eso niña-- me reprendió.

--Ya lo sé tía, es sólo que no busco a nadie.

Terminé la comida y me fui a mi cuarto a alistarme para ir a trabajar.

Una vez bañada me cambie poniendome un hermoso vestido negro pegado al cuerpo, tenía tirantes delgados, un escote corazón. Me puse unos zapatos de tacon no muy altos del mimo color, arregle un poco mi cara y cabello.

Ya eran las 7 de la tarde y necesitaba corre al trabajo.

--Ya me voy, no esperes despierta-- grité antes de salir.

Un Príncipe De RegaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora