Capítulo 8

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Abrí los ojos y estaba en completa oscuridad, volteé hacia un lado y estaba Sol plácidamente dormida, sentía tanto alivio de que estuviera bien, no se que hubiera hecho si algo le pasaba. Aquella herida que creí cerrada se volvió a abrir causándome uno de los peores dolores que podía sentir una persona.

Revise el lugar y estaba en la habitación de mi tía de seguro ella se fue a la otra a pasar la noche, salí de la cama y me diriji a la cocina para tomar un poco de agua tenía la boca seca y necesitaba refrescarla un poco. Una vez que salí vi a Crystal sentada aún lado de la puerta dormida en una posición incómoda.
La desperté para que se fuera a la cama o aunque sea al sillón si se lastima Marta me echaría la bronca.

--¿Crystal?-- la movi un poco para que despertara-- vete a la cama.

--Estoy despierta---se levantó de repente y se tambaleo, la sujeté antes de que se cayera. En el instante que me miró bajo la mirada y no era para más, debía sentirse culpable por todo lo que pasó.

--Vete a descansar, te enfermarás-- empezó a llorar.

--¿No vas a gritarme?-- pregunto. ¿Por qué le gritaría? Se que lo que hizo no estuvo bien pero no voy a levantarle la voz, lo que importaba es que estuvieran bien.

--No-- me fui por ese vaso de agua, iba a ser una noche muy larga.

No sentarnos en el sillón y yo tenía a Sol en brazos arruyandola, necesitaba sentir su contacto para armarme de valor y contarle todo a esa chica.

--El lugar estaba poniéndose horrible y la niña se asustó-- empezó a justificarse-- no supe que hace y lo único que pensé fue en salir de allí lo más rápido que pudiera... no quer... no quería asustarte así, perdóname.

--Hay una razón por la que reaccione así-- y con eso le conté mi historia; quien soy de donde venía y porque estaba en Inglaterra, que pasó cuando llegué aquí y todo con respecto a mi. Para cuando finalice ella lloraba a mares, tal vez creyó que mi vida era de color de rosa pero aunque la gente lo quiera negar todos tienen una mancha negra en ese lienzo color rosa.

Marta había hecho que Rita me dejara estar un día más con la niña y así lo pasamos. Las tres nos aventamos un maratón de Disney porque mi hija quería verlo. Mi vínculo con aquella chica se hizo más fuerte, pasamos de ser desconocidas a algo mas que amigas y me agradaba eso, sabia que ella me ocultaba algo pero me lo diría con el tiempo.

Como todas las veces que dejó a mi hija en la casa hogar llora porque no está conmigo, solo espero que no sea por mucho tiempo la verdad yo también sufría al no tenerla cerca de mi.

Paso una semana después de todo lo sucedido donde me dividía entre la casa hogar y la casa, la tía Marta  había prohibido que Crystal saliera, solo en algunas ocasiones me acompañaba a ver a los niños pero de ahí en más se la pasaba encerrada en esa cuarto paredes, su único consuelo es cuando regresaba con ella y platicamos un poco. A decir verdad era un poco agotador tener que estar así pero no se podía hacer nada.

Volvió a pasar una semana más cuando estalle y saque a la chica a que tomara algo conmigo, estaba harta de que no saliera, se escapó de su vida de encierro y estaba viviendo otra, eso no era vida por lo que la llevé a uno de mis cafés favoritos.
Ambas nos habíamos disfrazado y la verdad era muy chistoso vernos pero las dos nos divertíamos, pedimos unos smoothie y nos sentamos a charlar, ella estaba feliz de que la sacara del encierro que le había puesto mi tía, hasta la fecha nunca entendí porque ella le hace caso y permite eso.

--Se siente bien poder salir-- tomo de su bebida-- ya estaba empezando a volverme loca.

--¿Loca tu?-- me rei-- la que se estaba volviendo paranoica era yo y eso que si salía de la casa.

--Entiendo-- me miro.

--¿Por qué dejas que te trate así?-- le pregunte.

--Porque me cuida y aunque no lo creas vivir con ustedes es genial, en todos mis años de vida nunca me había divertido tanto y todo te lo debo a ti-- se terminó todo el contenido de un sorbo.

--No creo que tu vida haya sido tan mala, ¿o si?-- me aventuré a preguntar.

--Siempre tuve que ser correcta y las únicas veces que podía se yo es cuando jugaba con mi hermano-- su mirada se volvió triste-- pero él tenia responsabilidades, al ser el mayor heredaría todo y tenía que cumplir con su deber.

--Es un asco ser la pequeña de la familia-- le dije y ella asintio-- iré por una dona y a pagar esto-- me levante-- debemos de irnos antes de que la jefa de la casa se de cuenta y nos cuelgue por salir sin permiso.

--Diría ¡córtenle las cabezas!-- hizo esprecion rara, creo que tantas películas le estaban haciendo daño.

Llegue a la caja con Samara, era muy buena con sus postres y como yo era una clienta frecuente me dejaba probarlos antes de sacarlos a la venta, era una alivio contar con personas así en mi vida.

--Tu no tienes llenadera Oli-- se reía de mí mientras envolvia esos suculentos manjares que pedí-- ¿por que vine disfrazada? ¿Y quien es la chica que viene contigo?

Es una amiga, Sam. Para serte sincera la tía Marta la encerró en la casa y la traje de contrabando-- está solto carcajadas a más no poder.
Samara era una chica muy bonita de cabello negro como la noche y con unos ojos verdes, era un poco baja de estatura pero muy encantadora, aparte de que el negocio era de ella, lo cual me aprovechaba. Pagué todo y regresé con Crystal pero no estaba sola, un chico la tenía sujeta del brazo y ella trataba de liberarse entonces lo golpeé en las costillas.

--Oye tú déjala, no esta sola-- él me miraba atónito por lo que acababa de hacer-- te recomiendo que te largues-- muy dentro de mi cabeza sentía que mi cerebro se apagaba y reiniciaba, al mirarlo bien vi lo guapo que estaba, su cabello era castaño y lo cubría con una gorra ridícula en cuanto a su rostro era bellísimo como cualquier Dios griego con el que sueña una chica que está entrando en calor, después de verlo atentamente me fui a recorrer su cuerpo y uff que cuerpo, llevaba pantalones desgastados y una camisa señida al cuerpo, zapatos negros y una chaqueta del mismo color, Dios mío soy yo o hace calor aquí, regrese la mirada a ese lindo rostro y me perdí en esos hermosos ojos azules. Creo que me iba a dar algo, voltee a ver a la chica y está estaba con una cara de horror.

--¿Por qué le pegas?-- preguntó confundida.

--Vámonos de aquí-- no le hice caso y la tomé del brazo, necesitaba salir de aquí o sino toda mi voluntad cairia a los pies de él y nadie quería eso.

--Oye tú, muchachita-- me dijo, santo cielo su voz era tan sexy y varonil-- ¿que te da el derecho de golpearme acaso no sabe quién soy?

--Eres un desconocido que está molestando a mi amiga-- le dije, sentía mis piernas como gelatina.

--¿Tu amiga?-- se burló-- perdóname pero mi hermana no es amiga de una cualquiera-- auch, aquel encanto que tenía se fue a la mierda cuando me dijo cualquiera-- así que te exijo que no la toques.

--Pues mírame-- le rete y tome a Crystal de la mano estábamos alejándonos cuando caí en cuenta de algo, había dicho hermana, pare en seco y volte a ver a la chica esta sonreía como si me pidiera disculpa.

--¿Es tu hermano?-- le pregunté.

--Perdón, es un poco tonto con las chicas-- me sonrió-- hermano te presento a mi mejor amiga, Olivia-- empezo a presentarnos-- Olivia te presento a mi hermano mayor William.

Podría reaccionar si mi cerebro no estuviera frito por ver a ese bombón, genial.

Un Príncipe De RegaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora