Capítulo 13

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Después de todo lo ocurrido en la piscina y las palabras de aquel chico que hasta cierto punto me volvía loca. Ni siquiera podía describir porque me gustaba, fue como amor a primera vista, claramente fue por el físico ya que no se comportó como un verdadero caballero. Ahora que lo conocía un poco me atraía aún más, estoy demasiado loca no puedo volver a enamorarme de alguien.

Eso ya no es para mi, había aprendido la lección de la pero forma posible y ahora no era una de mis opciones, toda chica desea a su bello príncipe con el cual compartir momentos bueno como malos...yo había sido de esas chicas solo que todo murió hace años. Después de aquello odiaba mi vida pasada, ya no tenia interés en ella.

Sin duda alguna estaba más agusto con la vida que llevaba en estos momentos, no se comparaba en nada a la que tenia anteriormente, si, estuve rodeada de lujos pero eso no te da la felicidad. Tuve la dicha de tener una buena vida y a pesar de las exigencias de mi familia había amor... pero todo se fue a la basura con mi accidente. Me dolía demasiado como para recordarlo y claramente ese día todo cambió para mal, afortunadamente logré llegar aquí... con mucho esfuerzo debo decir, y conocía a Marta, Rita y a los pequeños que ahora eran mi vida. Amaba estar aquí, también en mi estancia conocí a mi mayor tesoro y la persona que más amaba en este mundo; mi hija.

Se quedó en el acuerdo que el pastel y la gelatina la íbamos a comer adentro de la casa para estar más agusto y que Sol estuviera bien.

Le cantamos las mañanitas a mi tía y me dispuse a partir el pastel y repartirlo a todas las personas.

--Amor, no vayas a llenarte la ropa-- le dije cuando le di su postre. Trataba de enseñarle lo más que pudiera sin santurarla de tanta información a pesar de todo era un angelito, claro con sus rabietas y todo pero era muy buena niña.

Le reparti a todos mientras veían la tele embobados, mi tía, Fernando, Ara, Crystal y Sol, veían una película de princesas. El único que no estaba con ellos es el guapo de ojos azules. Así es, él estaba en la cocina devorando un pedazo de pastel como si no hubiese un mañana, creo que le había gustado.

Me servi el mío y comi también llenando mi boca y distrayendome para no verlo, aún sentía pena por lo que dijo hace un rato.

--Esto está delicioso-- se servía más-- necesitas decirme donde lo han comprado, ¡podría vivir de este pastel!-- ok, me saco una sonrisa boba como adolescente, ¿por qué tienes tanto efecto en mi? Jamás en mi vida sentí algo igual.

--Estará difícil-- segui comiendo.

--¿Por qué? No seas mala dime-- nuestros ojos conectaron y senti una descarga en todo el cuerpo.

--Yo lo hice, no lo encontraras en ninguna tienda-- levante los hombros.

--¿Tu lo hiciste?-- solto incredulo-- esta delicioso-- le agradecí por el cumplido-- sabes tengo tanta curiosidad en ti por lo que e visto y me ha dicho mi hermana sabes muchas cosas.

--Crecí con una buena educación y saturada de maestros-- cada vez que revelaba un pequeño detalle de mi antigua vida me dolía pero por algún motivo no podía mentirle a él.

Deje el tema así porque no quería que me preguntara más cosa.

Mi nena se había quedado dormida en el sillón y yo estaba desparramada viendo la tarea. Los chicos estaban en el suelo de pensa comienos palomitas mi tía en la cocina y Will en frente sentado correctamente.

--Sabes mi hermana dijo que tenías buenos modales-- me apunto-- pero viéndote así creo que es mentira-- logre ver una pequeña sonrisa, con que quieres jugar.

Me enderece poniendo mi espalda recta, junte mis piernas y pase un pie por detrás del otro, acomode mi cabello rebelde y hable.

--Joven Richardson no es mi intención ofenderle, pero es mejor que no juegue con fuego porque podría quemarse-- module mi voz y hable como la señorita de alta sociedad que anteriormente siempre me obligaban a ser.

--No lo sé mi lady, aún tengo dudas con respecto a sus modales-- él también puso la misma postura que yo-- tal vez tendríamos que verla en acción-- era increíble. Los chicos nos miraban atentamente sabia que les estaba divirtiendo la escena y querían saber quién iba a ganar, por supuesto que yo.

--Usted dirá-- dije cortes.

--¿Qué le parece el viernes a las ocho?-- buena estrategia, nunca me habían pedido salir de esta forma y dobo decir que me fascinaba la idea.

--Para mí sería un placer asistir y hacerle compañía-- le sonrei.

Todo había terminado temprano y los hermanos se habían ido a su casa solo esperaba que no regañaran a mi amiga por haber escapado de su casa y estar mucho tiempo fuera.

Los demás se quedarían aquí por lo que tendríamos una piyamada viendo un maratón de Disney, dudo que mi hija quiera negociar con las películas.

Ya entrada la noche tanto Fernando como Sol habían caído rendidos, antes de ver la televisión expandi varios colchones en la sala para dormir allí ahora estaban plácidamente dormidos, los cubrí bien con la manta y segui viendo la tele.

--¿En verdad saldrás con él?-- me pregunto-- ¿te gusta?

--Tal vez-- levante los hombros.

--¿Tal vez, qué?-- fue cuando vi su sonrisa traviesa-- ¿tal vez te gusta?-- tapó su boca con si mano derecha para contener las risitas.

--Muy risueña, enana-- le hice cosquillas-- es guapo no podemos negarlo y me atrae de una forma en la que nunca me había atraído nadie, solo estábamos jugando.

--¿Con lo de los modales? Debo admitirlo fue genial esa forma de invitarte-- era como mi hermanita menor a la cual podías contarle las cosas y te escucharía sin juzgarte-- tal vez no sea bueno que salgas con él.

--Somos adultos, pequeña-- la abrace-- no va a pasar nada si vamos y nos divertimos un rato-- la despegue de mi para verla mejor-- aparte no me va a ganar en los modales.

--No hay nadie que te gane-- me abrazo.




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Terrible primera semana de clases


Un Príncipe De RegaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora