Capítulo 43

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Para mi sorpresa no dijo nada, de un momento a otro se puso de pie y salió de despacho muy enojado.

Sin más lo seguí mientras llamaba a su papá a gritos... o no, está súper enojado.

Lo encontró después de unos minutos, lo miro y luego a mi mientras negaba con la cabeza. Ambos entraron a una habitación que no sabía de que era y me dejaron sola en el pasillo junto a Crystal y su madre.

--¿Pero que se trae?-- dijo.

--Digamos que le he dicho como conocí a tu padre-- no se en que termine esto pero tenía sueño, si William se enojaba con su padre no podía hacer nada porque al fin y al cabo ya estaba hecho eso.

--¿Y es tan malo como para que mi hijo tenga esa cara?-- me veía asustada.

--Cuando tenia diecinueve entre a un cuarto de lo más horrendo que pueda imaginarse a pagar una deuda de Artur que tenia con el jefe de un casino-- se tapó la boca sorprendida-- cuando me vio el dinero tomó un segundo plano para él-- me di la vuelta para irme a dormir-- ya se imaginará que quería de mi.

Apenas si llegué y mi cabeza tocó la almohada quede completamente dormida.

Por la cara de todos y más de mi querido amigo supe que su noche no habia sido de lo más grata, te lo mereces.

Sirvieron el desayuno y comimos tranquilamente, mientras me veían como si fuera un extraterrestre o yo que se, como de costumbre las no oficiales niñeras de los niños se los llevaron encantadas para jugar. Ya le había dicho a su padre que no las necesitaban pero no entiende, unos días juntos y mi vida ya había cambiado para siempre, maldición.

--Dormi tan agusto-- comencé a molestarlo, es lo único que va que entretenerme a partir de hoy y la verdad que fuera un ex rey no afectaba nuestra relación-- como bebé, ninguna ojera tengo-- estire mi cuerpo mientras todos me veían.

--Olvidaba tu humor-- dijo con fastidio mientras revolvía la comida de su plato-- olvidaba que eras bien maldita.

Todos quedaron sorprendidos y yo me reí a carcajadas el encierro de este palacio estaba afectandome y eso que solo llevaba una noche aquí.

--Me amas nalga de bebé-- sin poder evitarlo me aventó la servilleta a la cara.

--¡Que no me llamo así!-- entonces estallamos en carcajadas pero no de las bonitas sino de las que llevaban ronquidos.

La servidumbre nos veía asombrados al igual que todos, William parecía como si me tragara con la mirada y pude ver algo en la mirada de Crystal.

--¿Mamá has hablado con mi padre y Nicolás?-- pregunte para cambiar de tema.

--Dice que nos extrañan y esperan venir pronto-- yo asenti y di por finalizado el almuerzo o almenos por mi parte.

Los días siguientes fueron aburridísimos no salíamos del palacio por la seguridad de nosotros y los niños a pesar de que quería ir al orfanato para ver a los niños no se me permitía.

Estoy empezando a vivir la vida de encerrada, la corte había hecho algunos tramites y asuntos para poder darle el apellido a los niños pero aún no tenía suerte con el término.

El rey William me había convencido para ir a una cena de caridad, y a pesar de que me nege muchísimas veces termine diciendo que si con tal de que dejara de insistir, aparte de que había usado una arma que no me esperaba; los niños. A ellos no puedo decirles que no.

Los cuatro ya estaban muy cercanos y yo tenía miedo por su futuro, a pesar de que su padre los amé con todo su corazón y los este compensando por los años perdidos no éramos una familia completa.

Un Príncipe De RegaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora