Capítulo 31

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Maraton 9/10

R

ápido entre y espere mi turno para recoger a mi hija, al parecer los papás se formaba para recoger a sus pequeños y platicar un poco con la maestra, cuando llegó mi turno ya casi no había niños.

--¿Cómo estuvo mi hija?-- le preguntes, estaba un poco preocupada de su reacción.

--Bien, al principio quiso llorar y terminó hablándome en Inglés casi toda la mañana, pero después se hizo amiga de Lenín y cambió automáticamente los idiomas-- me apunto a mi hija que jugaba muy contenta con un niño morenito de ojos cafés, era muy bonito, sus pequeños ojos hacían que volteara a verlo-- no se han separado.

--Lamento mucho los inconvenientes, mi hija la mayoría de tiempo se comunica en Inglés.

--Es una ventaja que sepa el idioma sino, hubiéramos tenido algunas dificultades, en general se portó muy bien, es una nena muy educada y creo que le va a gustar la escuela-- sonreía, sin duda la maestra de mi hija era joven, posiblemente de mi edad, muy risueña y amaba a los niños.

Rápido le anunció que había venido por ella y esta volteó contenta a recibirme con un abrazo de oso.

--Mami-- soltó feliz y la cargué-- si viniste por mi-- me abrazo con amor.

--Por supuesto mi amor, solo vendras a la escuela un rato y yo siempre vendré por ti-- le bese su carita.

Mientras mi hija me presentaba a su nuevo amigo la maestra entregó a los últimos niños que quedaban. Era un poco tímido y en cuestión de segundos ya me encontraba jugando con ellos. Por petición de mi hija esperamos a que el padre de Lenín viniera por él con la escusa de que se quedaría solo, siento que solo me engañaron par jugar más tiempo.

La maestra tuvo que bajar a la dirección a arreglar algo y yo me quedé sola con los niños, estábamos jugando a las escondidas hasta que el pequeño salió corriendo hasta su padre. Senti un poco de pena porque estaba escondida entre las mesitas de los niños, entonces lo escuché hablarle a los niños y me paralice.

Maldición era Adam, ¿y ahora qué? Tragarme tierra y escupeme en mi casa, con mi valor salí de mi escondite y deje que me viera.

--Estábamos jugando mientras llegabas papi-- el niño hablaba pero su padre solo me miraba a mí sorprendido.

--Hola Adam-- no supe que más decirle, de todas las personas que no quería ver aquí en México era él.

--¿Nicole, eres tú?-- se acercó a mí examinando detenidamente--no has cambiado casi nada, me alegra saber que estas bien-- su sonrisa era aitentica.

--¿Papi tu conoces a la mamá de mi amiga Sol?-- su pequeño le pregunto.

--¿Sol?-- pregunto confundido, mi hija se hizo presente y se paró junto a él saludando con su manita.

--Hola-- él se agachó a verla bien y después volteó a verme.

--¿No es su hija verdad?-- parecía dudar y por un momento vi pesar en sus ojos , como si temiera que mi respuesta fuera un si. Le negué con la cabeza.

--No lo es-- dije y el suspiro.

--¿Tú conoces a mí mami?-- le pregunto mi hija.

--Claro hermosa, es mi amiga-- le sonrió. No creo que fuermamos amigos, si, él me defendió cuando Omar me mandó a la porra pero no creo que amigos sea la definición correcta.

--Podemos ser amigos-- los dos niños gritaron y se abrazaron felices.

No se porque me dirija al centro comercial con él, Lenín y mi hija a comer un helado. Iba a comprar cosas para mi pequeña y aprovecho para comprarle helados a los niños.

Un Príncipe De RegaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora