13.-La señal correcta

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Yo, mientras escribía el borrador y los diálogos sin rumbo fijo: Luna...¿qué demonios estás haciendo? xd ¡Y quiero una explicación no gay!












Después de la pequeña platica, ambas habían sido echadas de la sala y las habían mandado a dormir. La rubia, como la orgullosa chiquilla que era, quiso ponerse a protestar, ¿Cómo que la mandaban a dormir a las ocho de la noche? Pero Luna la jalo para evitar un conflicto.

Y así se fueron de la habitación, "listas" para irse a la cama.

Aunque había algo rarito. Una pequeña diferencia. Eso lo podía notar la mayor de las dos.

Ámbar miro de reojo a la chiquita quien caminaba muy tranquilamente a su lado. Ambas subieron las escaleras, y ambas siguieron caminando hacia una misma dirección.

—¿A dónde vas?—Le preguntó la rubia, deteniéndose de pronto y volteándose para tenerla frente a frente.

—...¿contigo?—Le devolvió la pregunta con otra pregunta, como si fuera obvio. Ante la mirada inquisitiva de Ámbar, prosiguió.—...A dormir...¿contigo?—Preguntó con muchísima timidez, y se arrepintió de cada palabra que abandono su boca cuando vio la cara de Ámbar.—No me veas así...tú preguntaste...—

—¿Por qué, por el amor de dios, piensas que dormirás conmigo?—Preguntó con verdadera confusión. Entonces comenzó a caminar nuevamente. Luna, por supuesto, camino junto a ella.

—No hay ningún otro lugar al que pueda ir.—Respondió. La forma tan...normal y casual con la que lo dijo hizo que Ámbar no se sintiera del todo bien.

Casi hasta se podía decir que sintió compasión por la menor.

—¿De qué hablas? Hay otra habitación justo al lado de la mía.—Se detuvo frente a su puerta. Ambas voltearon el rostro hacia la otra puerta de madera que estaba a solo unos metros de distancia de ellas.

Las dos guardaron silencio.

—Esa es la habitación de Sharon.—Dijo Luna en un hilo de voz. Ámbar se quedó callada, con sus ojos fijos en la madera.—No quiero estar ahí.—Susurró, como si lo dijera para sus propios oídos.

—Bueno, quédate en la mía.—Dijo ni bien Luna termino su oración. La menor la volteo a ver con ojos brillantes y Ámbar se odio por haber dejado que las palabras salieran sin su consentimiento.—Yo dormiré en su habitación, de todas formas su cama es mucho más cómoda que la mía.—Decía mientras comenzaba a caminar hacia la dichosa habitación de aquella mujer. Trato de sonar lo más indiferente posible, pues no quería que Luna se hiciera la idea equivocada con su repentina propuesta.

Sujeto fuertemente la manija de la puerta con sus manos temblorosas, dudando en si abrirla o no. Volteo al lado: Luna la miraba fijamente, con latente preocupación. La rubia giró la perilla y abrió ambas puertas, pero antes de entrar le dedico una media sonrisa.

—Recuerdas lo que te hare si arruinas algo, ¿verdad?—

La otra joven no le respondió, de hecho, seguía con la misma expresión de preocupación.

Lo mejor de mí || Lumbar ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora