12.-Dulce sensación.

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Hagamos de cuenta que no me tarde casi un mes en actualizar :v

(Perdon, por cierto :'c)

Espero y no haya errores :v porque no lo voy a revisar hasta dentro de una semana :'v












¿Era lo correcto?

Ámbar se detuvo justo en frente de la mansión.

No le gustaba estar confundida. Y no tenía porque, estaba segura de que Luna vendría corriendo hacia ella......mejor dicho, vendría corriendo hacia la mansión antes de que terminara el día.

Ella lo sabía. Simplemente lo sabía.

No podía ser tan tonta como para vagar sola por Cancún, sin ninguna idea de a dónde ir... ¿cierto?

Ella no estaba preocupada por el bienestar de la chiquilla, -¿Por qué habría de estarlo?- pero sus padres si estaban preocupados...

......sus padres.

Ámbar casi se golpea la frente.

No había forma de avisarle a sus padres, no había señal en la mansión, y no podía pedirles a los empleados que le prestaran su teléfono por un minuto...porque Ámbar no recordaba el número de los papás de Luna.

La rubia mordió su labio con incertidumbre.

La menor tenía un teléfono, ella era el único medio que tenía para comunicarse, ya que, recordemos, su celular había sido estropeado por la chiquilla.

Suspiró con resignación.

Tenía que volver con ella para poder marcarles...Era la única forma.

Se dio la vuelta de mala gana y comenzó a caminar con puños apretados, con el enojo marcado en su cara.

Nada de esto estaría ocurriendo si hubiera sido más inteligente. Debió haberla obligado a ir con ella...debió haberla arrastrado si es que se negaba. No lo pensó en el calor del momento. Se había dejado llevar por el enojo.

Ni siquiera la dejó explicarse. No le dio la oportunidad de defenderse –Aunque no es como si la chiquilla estuviera muy dispuesta a explicarle porque habia huido.-.

Aquel pensamiento retumbó en su cabeza... Ni siquiera la dejó hablar después del accidente...¿no le había ocurrido lo mismo con Simón...?

Gruño con fastidio. Al menos ella iba a escuchar lo que tenía que decir la heredera.

A penas había caminado un par de minutos cuando de pronto sintió una gota de agua en su cabeza.

Ámbar levantó la mirada con ojos entrecerrados, maldiciendo internamente a quien fuera que le estuviera haciendo las cosas tan complicadas.

Sí, había comenzado a llover.

La joven sonrió de lado. La rubia estaba impresionada por aquella sincronización tan bárbara.

Lo mejor de mí || Lumbar ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora