— Charlene — enarco una ceja y con resignación miró a Violeta ¿Era en serio? ¿No tenia nada que hacer?
— dime — ella mira hacia todos lados y luego susurra.
— el jefe no ha llegado aún ¿Será que venga? — con indiferencia me encogo de hombros — ¿Te ha dicho si vendrá? — ruedo los ojos y pienso que es una desventaja ser amiga del jefe, claro no intimos... bueno si,¿A quién engañaba? Pero esa amistad surgió de años de trabajar juntos, de los problemas que enfrentaban juntos cómo equipo y sabia que su amistad habia causado mucha envidia en el género femenino de la empresa.
Violeta mira sus largas uñas postizas y bate sus largas pestañas.
— ¿Viene?
— no lo sé — dirijo mi mirada hacia la pantalla de la computadora.
— ni tú te lo crees — frunce el ceño y la veo correr su silla a su escritorio, suelto un suspiró de alivio, me sentia incómoda que me estuviera preguntando por mi jefe.
Violeta no disimulaba el interés que tenia por mi jefe, cada vez que él llegaba, no dejaba de desfilar frente a él, contoneando su curvilineo cuerpo. Llegaba a trabajar con ropa pegada resaltando sus atributos, de reojo la miró y siento aquella punzada de tristeza al saber que él no era indiferente a ella. Que él la observaba sin disimular.
Me levantó de mi sitio ya que me siento mal por que llevaba casi un año luchando con los sentimientos que me embargaban por él.
Entró al baño y cierro la puerta pegando mi cuerpo a la pared mientras cierro los ojos y elevó aquella plegaria que últimamente estaba haciendo todos los dias al altísimo.
« por favor, saca de mi corazón lo que siento por él»
Camino hacia el lavabo y mojo mis manos para refrescar mi rostro.
Sentia aquel dolor en el pecho, debia sonreir mientras Gregorio admiraba a otras mujeres.
Cuándo me senti mejor, sali del baño y entre a la oficina, mi corazón saltó al ver la puerta de la oficina de Gregorio abierta. Él era así, no existian puertas cerradas, estaba abierto para cualquier consulta o necesidad del personal.
Caminó con paso firme hacia mi escritorio, mirando al frente. Al sentarme he respirado profundo, exhalado.
Mi atención es interrumpida con la inquietud de Violeta, no está quieta, se ha levantado tantas veces de su puesto... su propósito es que al pasar ftente a la oficina de Gregorio, él pueda admirarla, siempre se le cae una hoja de papel de modo que se debe inclinar para que él observe su trasero.
Duele por que es un juego que ambos se tienen y él a mi sólo me ve como su amiga... su secretaria.
Inhalo y buscó mis audífonos, necesito distraerme, no ver, no escuchar la voz sinuosa con la que Violeta le habla, la manera en que ella busca para tocar su hombro, su brazo.
La música me hace suspirar, la canción de amor, esa de amor no correspondido, la cantante se siente igual que me siento yo... con el corazón roto.
— hola Charlene — su voz hace que mi corazón palpite más rápido, lentamente levanto el rostro, mientras trato de controlarme.
— Gregorio — sonrió pero mi labio inferior tiembla ¿Por qué tiene que ser tan guapo a mis ojos? En su mano lleva una bolsa... panecillos.
— para el café — sonríe cuándo me extiende la bolsa de papel y se marcha, mis ojos lo siguen, es tan guapo, tan atento.
De reojo veo a Violeta quién no deja de verlo mientras él está en el pasillo conversando con alguien de contabilidad.
Me levantó y corro a buscar café. Al regresar ella no está en su escritorio y la puerta de la oficina de Gregorio está cerrada... los celos me invaden e imagenes aparecen en mi mente, de lo que debe estar pasando ahi dentro.
Las dos horas más largas, ella sale con su portátil en su mano, contonea sus caderas mientras en sus labios hay una sonrisa.
Apretó mis manos y doy un sorbo a mi café helado, dos horas descansando la taza en mi escritorio, mientras mi mente era mi enemiga.
Al terminar mi hora laboral, apagó el computador y me pongo de pie, necesito descanso.
Al caminar al ascensor, Gregorio me alcanza y entramos juntos, me observa y me sonríe.
— a descansar Charlene — asiento y trato de mantener la vista al frente, soy tan idiota que siento cómo si él me fue infiel.
— si — aclaró mi garganta, mi voz a salido un poco alterada, él me mira extrañado — me duele un poco la garganta — trató de sonreír.
— bebe un té y descansa, me avisas cualquier cosa que necesites.
Salimos del ascensor, caminamos en silencio a nuestros autos.
— buenas noches — susurró y subo a mi auto, mientras él está de pie junto a su auto con una gran sonrisa. El hombre más caballeroso que he conocido y sólo como amiga me quiere.
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Mi Jefe©
RomanceCharlene es la secretaria perfecta, la amiga perfecta sólo existe una falla... está enamorada de su amigo que es su jefe. Preciosa portada hecha por: @Sarelighlp