Capitulo 17

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—Dime Violeta —ella se sienta y cruza una pierna, echa hacia atrás su melena y luego pasa un dedo por su escote

—Yo sólo quiero que sepas que estoy a la orden en lo que necesites Edmund, puedo ayudarte.

—En ese caso, sólo te pido que pongas más atención a la cartera de clientes que se te entregó y por la que se te paga —me recuesto en el respaldo de mi silla y entrecierro los ojos —recibimos muchas quejas de ti Violeta

—No entiendo por que, los atiendo muy bien pero bueno pondré mi mayor esfuerzo, ¿necesitas que te ayude en algo? —sus ojos recorren la oficina.

—Sólo tu mejor empeño con los clientes —sonríe —disculpa, voy a recibir unos proveedores —me pongo de pie y ella hace lo mismo pero lentamente, levanta un poco su blusa mostrando su diminuta cintura y sube su pantalón, ella sonríe coqueta.

—Lo haré Edmund —su voz suena ronca.

—Te acompañó hasta la puerta —avanzó detrás de ella, soy conciente de sus grandes atributos pero no era Charlene.

—Puedes contar conmigo para lo que desees Edmund —al salir de la oficina Gregorio estaba sentado esperando la hora de la reunión, su mirada se posó en Violeta quién lo ignoró y luego en mi, me di cuenta que está fue de hostilidad.

—Gregorio, puedes esperar en la sala de juntas —este se pone de pie y camina hacia ella, me dirijo hacia mi escritorio a tomar mi computadora, abrocho el botón de mi saco y me dirijo a mi reunión.

Charlene

—Tuve una interesante reunión con Edmund

—Bien —murmuró, mientras sigo contestando correos.

—La verdad Charlene, me caes bien pero déjame decirte que tú eres mayor para Edmund, él merece una mujer más joven —dejó de teclear y la miró.

—¿De qué hablas?

—De que Edmund merece una mujer más joven, una que no tenga complicaciones a la hora de tener hijos.

—Violeta, soy mayor un año y no estoy en la menopausia, apenas tengo veintisiete años por Dios.

—Vaya aparentas cuarenta y tantos años —sonríe con burla, niego y sigo en mi computador

Suspiré y me dediqué a responder correos, a la hora de almuerzo, me levantó del escritorio y Leonardo caminaba hacia mi, él era un hombre imponente, rara vez sonreía aunque pensandolo bien no recordaba haberlo visto sonreír.

—Charlene ¿vamos a almorzar? —él me intimidaba, siempre sentía que me analizaba, que esperaba que yo cometiera algún error.

—Yo... —él está impasible sin dejar de mirarme con sus ojos oscuros como la noche, él y Edmund eran como el día y la noche, totalmente opuestos.

—¿Si? —suspiré y me dije que haría un plus esfuerzo para relajarme, Edmund adoraba a su hermano, así que no le haría ningún desaire

—Vamos a almorzar —asiente y tomó mi bolso, esperaba no estar tensa como la cuerda de un violín en todo el rato del almuerzo.

***

—¿Dónde está Charlene? —Violeta levanta la mirada de su computador y mira el escritorio de mi novia.

—No ha regresado de su hora de almuerzo —se encoge de hombros pero niego.

—La hora de almuerzo fue hace cuatro horas —ella mira su reloj de pulsera y frunce el ceño.

Mi Jefe©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora