Capitulo 23

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—Maria —murmuró con una gran sonrisa, ella se gira y se inclina para darme un beso en la mejilla —es una sorpresa verte en el mismo edificio.

—Lo es, que pequeño es el mundo ¿qué haces aquí?

—Aquí vivo —Maria abre la boca de la sorpresa

—Increíble, yo me acabo de mudar esta mañana

—Vaya esto es una bonita coincidencia —declaró feliz, Maria me había caído muy bien

—¿Cómo va el embarazo? La verdad que si no me lo hubieras dicho no lo hubiera adivinado, no se te nota

—Estoy comenzando, el bebé está bien —paso una mano por mi vientre

—Me alegra por ti —declara pero no le puedo contestar por que suena mi móvil, en la pantalla aparece el nombre de Leonardo

—Leonardo —saludo al otro lado de la linea pero escucho la voz de Edmund.

—"Cielo, olvide cargar mi móvil anoche, está muerta la batería, el chófer está abajo esperándote para llevarte a la cita médica"

—"Amor —murmuró con una sonrisa por que era la primera vez que lo llamaba así, creo era el embarazo pero hoy amanecí muy cariñosa y amando todo a mi alrededor —no debiste molestarte, podía conducir hasta el médico" —ruedo los ojos ante los argumentos que me estaba dando Edmund, me daba cuenta que debía parecer maleducada con Maria quién no se había marchado, seguía aquí, junto a mi. Para no pelear más con Edmund acepte que el chófer me llevará al médico —" Está bien, ya bajó para que el chófer me llevé"

—"Nos vemos en la consulta cielo" —murmuró Ed, provocando una revolución dentro de mi, habían mariposas volando, otras ya en la pista para alzar vuelo, colgué la llamada más feliz de lo que estaba.

—Vaya —murmura Maria —según tus palabras, tu novio se ve que es muy mandón... eso no es bueno querida, lamentó decirte esto pero así comienzan los hombres que a la larga lastiman a sus parejas.

—Él no es así, sólo nos esta cuidando. Es un hombre tierno

—¿Tierno? —murmura asombrada lo cual no entiendo si no conoce a Ed, aunque quizás ha tenido una mala experiencia.

—Muy tierno, un maravilloso hombre con el que me siento segura. Muy difícil que él me haga daño.

—Esperó no te decepcione querida, así tuve un novio, al inicio de mi embarazo estaba muy pendiente del bebé, casi no me dejaba respirar pero luego se enredo con su secretaria y ya no le importamos —bajo la mirada —el día que perdí al bebé, si él hubiera llegado en cuanto le avise, los médicos hubieran hecho algo pero para él fue más importante esa mujer que yo —me acercó a Maria ante su triste relato, aprieto su hombro —luego trato de culparme por la pérdida del bebé y me echo de su casa, de su vida como basura.

—Que hombre mas horrible —murmuró, Maria asiente y hace una mueca que parece una sonrisa

—Ten cuidado Charlene, es deber de nosotras las mujeres cuidarnos unas a otras y puedo darme cuenta que si no pones freno con este hombre, te hará mucho daño.

Frunzo el ceño pero mi móvil vuelve a sonar, el nombre de Leonardo aparece nuevamente en la pantalla, Maria la mira y niega

—Dos llamadas en menos de dos minutos —toma mi mano —No te dejes dominar y si puedes huye de esta mala relación

—Debo irme, me esperan abajo —me suelto y antes de girarme, ella me toma de la mano

—No lo tomes a mal por favor, sólo me preocupo por ti.

—Gracias Maria pero él no me hará daño, lo que él y yo tenemos es muy especial, con él puedo ir hasta el fin del mundo con los ojos cerrados. Lamentó lo que te sucedido pero no todos los hombres son iguales, yo he conocido a alguien que primero moriría antes de hacerme daño.

Ella desvía la mirada por un instante, luego me mira con mucha atención

—Pensé lo mismo que tú, que había encontrado el hombre perfecto, para mi, sus celos eran tan románticos pero no fue así, sólo me controlaba por que es alguien que es feliz al saber que tiene el control de todo y luego los golpes...

—¿Golpes? —Maria asiente

—Sólo espero no toparmelo nunca por que me hizo tanto daño, espero ninguna otra chica caiga en sus mentiras —se inclinó y me dio un beso en la mejilla —cuídate linda, debo irme.

Maria se marchó,  con la cabeza erguida, fruncí el ceño ya que sentí pesar por su mala suerte con ese mal hombre, realmente si habían buenos y malos hombres.

La estadía en la sala de espera del Dr, aproveche para mirar a las parejas que estaban ahí, varias se veían que se llevaban muy bien y los rostros de ambos de notaban radiantes. Aunque la pareja con los rostros agrios me causaban tristeza ya que la llegada de un hijo debía ser algo feliz.

La caricia en mi pierna me hizo despegar la mirada de ellos.

—¿Todo bien cielo? —el rostro precioso de Edmund estaba cerca del mio, adoraba su mirada, esa que lo hacía ver como un dulce niño. Él sería incapaz de hacerme daño, estaba segura de ello.

—Un poco melancólica —tomó mi mano entre las suyas y comenzó a llenarlas de besos, alguien que era así de cariñoso sería incapaz de hacerme daño —veo esa pareja y pienso que la llegada de un bebé es una maravillosa noticia pero ellos parecen que llevan al mundo en sus hombros.

—Quizás no es por el bebé que están así

Los miré de reojo y el hombre había tomado una revista de maternidad, parecía interesado, quizás Ed tenía razón y estaban molestos por otro asunto, recosté mi cabeza en su hombro y cerré los ojos, por que me sentía muy segura cuando estaba con él.

—¿Todo bien? —sentí su beso en mi cabello

—Si, todo bien —murmuré mientras volvía a cerrar los ojos al sentir la caricia de Ed en mi cabeza —sólo un poco cansada.

—Esperó no tengas un día muy ajetreado en la oficina —suspiré por que recordé todo el trabajo acumulado que tenía —Si gustas puedes...

—Lo de siempre —murmuré antes que él continuará, las palabras de Maria retumbaban en mi cabeza, era triste que la persona que uno amaba se atreviera a golpearla, mi corazón se había puesto triste con sus palabras.

—Cielo —suavemente levantó mi rostro y dio un suave beso en mis labios —tomate las cosas con calma, tú y el bebé deben estar bien

—Prometeme algo Ed —lo miré a los ojos

—Lo que sea cielo

—Si nos separamos por que tú no deseas una familia —había recordado que él amaba a alguien —si mi hijo te llega a necesitar por favor no le des la espalda

Él sonríe y da un suave beso en mis labios

—Nunca lo haré Charlene y no pasará que no deseé una familia, estaremos juntos los tres.

—Prometeme que nunca le darás la espalda a mi hijo.

—Prometo que nunca le daré la espalda a nuestro hijo —luego de su promesa, sin importar que no estábamos solos, Ed me besó pero de una manera tierna haciendo que mi corazón diera un vuelco.

Kateromantica



Mi Jefe©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora