Un año más de vida... me sentía agradecida con el de arriba por concedermelo, con ese pensamiento me dirijo a la cocina y me sirvo un vaso de leche.
Desde que me divorcie los celebraba en la oficina, ya que en mi matrimonio perdí a mis amistades, mi ex esposo era alguien tan posesivo que no me dejaba compartir con ninguna de mis amistades, en mi ceguera de amor, no me di cuenta que estaba perdiendo a mis amigas y amigos, ahora estaba sola.
Hoy me concedi despertarme dos horas más tarde así que tenía cuatro horas para que Edmund pasará por mi.
Me dirigí a mi cama y me metí entre las sábanas, la soledad pesaba ¿para qué negarlo?
Levantó mi móvil y no tengo ningún mensaje, sonrío con tristeza. Me felicitaban en la oficina por mi cumpleaños por la de recursos humanos que se encargaba de arreglar el escritorio, está era la cruda realidad, no había ningún mensaje.
Dejó el móvil y cierro los ojos, me sentía triste, Gregorio no se acordó.
Después de lloriquear un rato en mi cama, me levantó y me dirijo al baño, me doy una ducha y decido ponerme un vestido arriba de las rodillas.
El cabello lo he dejado suelto, colocó un poco de perfume en mis muñecas, un poco de maquillaje y me siento en la sala a esperar a Edmund.
Cuando tocan la puerta, me levanto rápidamente y me dirijo abrir, Edmund está recostado en el umbral de la puerta, con una ancha sonrisa.
Su mirada me recorre de los pies a cabeza y lo veo asentir como aprobando mi vestimenta.
— ¿lista?— asiento y tomó mi bolso, cierro la puerta y lo sigo hasta el ascensor. Cuando bajamos al estacionamiento, me dirijo hasta su motocicleta pero él me sujeta del codo — iremos en auto — enarcó una ceja y me dejo conducir a un elegante coche, me ayuda a subir y al hacerlo él, me sonríe antes de dar marcha.
El recorrido lo hacíamos en silencio, así que me dediqué a mirar por la ventana, fue ahí donde me di cuenta que estábamos saliendo de la ciudad.
— ¿dónde vamos?
— donde mi abuela, te lo dije.
No respondó y me distraigo en el paisaje, él se veía un poco raro. Estaba acostumbrada a las conversaciones de Edmund.
—¿todo bien en la oficina hoy? — él responde con monosílabos, sin dejar de mirar al frente, decido callar y cierro los ojos.
— despierta — abró lo ojos y veo a mi alrededor, estábamos frente a una preciosa casa blanca con rosales en el frente, la grama estaba recién cortada, esto... era una mansión. Edmund se baja y rodea el auto, me ayuda a bajar y me lleva sujeta del brazo.
Una preciosa terraza esta al frente de la casa, subimos los escalones y al estar frente a aquella puerta blanca, él se gira. Sus ojos se veían preocupados.
— por favor si te preguntan cual es nuestra relación — baja la mirada — di que eres mi novia — abró la boca por la sorpresa y antes de hablar la puerta es abierta, un hombre alto y con algunos años ya de edad, con su rostro impacible observa a Edmund.
— bienvenido joven Edmund — se hace a un lado para que entremos, la verdad me siento confundida, pensé que Edmund era como yo, ambos trabajadores, yo asistente y él vendedor, mi mirada se dirige a la imponente sala, los muebles eran de lujo, las pinturas en las paredes eran de reconocidos pintores. Me sentí un poco cohibida, su abuela al parecer tenía dinero y mucho.
Edmund me empuja suavemente hacia las grandes puertas de vidrio que estaban abiertas, al llegar ahí puedo vislumbrar una preciosa piscina, había una hilera de tumbonas pero ninguna estaba siendo ocupada.
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Mi Jefe©
RomanceCharlene es la secretaria perfecta, la amiga perfecta sólo existe una falla... está enamorada de su amigo que es su jefe. Preciosa portada hecha por: @Sarelighlp