— estoy cansada — Gregorio levanta la mirada de su portatil y me observa por un momento, luego desvia la mirada.
— lo lamento, se nos fue el tiempo, ya es pasada la medianoche — cierra su portátil y suelta un suspiro — ¿Edmund iba a dormir en tu apartamento?
Siento que mis cejas han chocado con la raiz de mi cabello, hemos conversado de todo, a través de estos años y en serio desde que soy una mujer divorciado, jamás de los jamases se ha preocupado por mi intimidad por que estoy segura que sabe que es inexistente.
— ya no tiene importancia— no le daria explicaciones ni me justificaria con él... no, ya no.
— no te atraso — se levanta y coge su portátil.
— cómo te dije, ya no importa, ya está dormido — con otra pensé pero no le diria nada.
— buenas noches — murmura y avanza hacia la puerta sin mirar atrás.
Me dejó caer en la silla y apoyó mi cabeza entre mis manos... ¿Por qué ahora, actuaba asi?
Lentamente me dirijo hacia mi habitación, me dejé caer en la cama. Sin cambiarme de ropa.
El sueño llegó rápidamente.
— te has quedado dormida — doña Carmela, me observa desde su puerta asombrada — es que te veo y no lo creo muchacha — apreta el periódico que acababa de levantar del suelo.
— buenos dias doña Carmela — trato de pasar apresurada pero ella se recuesta en el umbral de su puerta.
— llevo dias de dormir bien — sonrió y doy un paso — hasta que al fin mi santito me escuchó, le pedia que se le callera el paquetito a este promiscuo vecino — con su boca apunta la puerta que estaba casi pegada a la suya y que era el departamento de Edmund.
— no entiendo — me detengo completamente y la observó.
— muchacha, desde que se mudó, no he podido dormir, las mujeres que han venido a este departamento parecian gatas caminando en brasas ardiendo... maullaban como locas... asi quién podia dormir... nadie — se da un manotazo en la frente — me queje con el cacero pero ese es otro igual, asi que me puse a pedirle al santito que me hiciera el milagro y mira ¡Boom! Se acabó. — estira el cuello y mira a derecha e izquierda del pasillo — ahora, se la pasa oyendo música de esas que si no tienes cuidado te cortas los pulsos.
Enarco una ceja por que Edmund me dijo que tenia una cita anoche, asi que el milagro no se había cumplido.
— y anoche cambio canciones a cada hora, juraria que se durmió a las tres de la mañana, todas eran de amores despechados. Dormir con música yo no tengo problema.
No sé que pensar ¿Por qué me mintió? Bajó la mirada hacia mi reloj de pulsera.
— debo irme, llegaré con el tiempo justo— apresuró mi paso.
Al llegar a la oficina, lo hice con diez minutos tarde. Me sentia tan mal y que todos me observaban o era la culpa por que nunca he llegado tarde. Me dejó caer en mi escritorio y enciendo el computador, me doy cuenta que Edmund ya llegó, su computador está encendido pero no está en su sitio.
Me centro en revisar los correos y por supuesto en lo que estuvimos trabajando en la noche, Gregorio me lo habia enviado a mi correo.
— buenos dias — Edmund llega con una carpeta en sus manos — increíble que llegarás tarde.
Lo veo detenidamente, llevaba ojeras y su sonrisa fue un poco forzada.
— terminamos tarde de revisar los puntos a los que le dariamos respuesta al cliente.
— bien, ahora que ya están en la oficina, iré que me firmé estas ordenes de salida, Gregorio.
— él no ha llegado — se detiene y me observa.
— ¿Se quedó en tu casa?
— no, en cuanto terminamos la propuesta del cliente, se marchó y ¿Qué tal tu cita?
Aclara su garganta.
— todo bien, desde que llegó no salimos de la habitación.
— entiendo — me encojo de hombros, no sé por que me quiere hacer creer que tuvo una cita. Doña Carmela seria la primera en saberlo — se escuchaba música de cabanga en el apartamento ¿Quién seria?
— creo doña Carmela — responde y se sienta, abre la carpeta y comienza a revisar los documentos.
No entendia que rayos le pasaba.
— ¿Lista?— levantó la mirada y Gregorio está ante mi, viste un traje oscuro, su cabello peinado hacia atrás, se ve muy guapo.
— ¿Lista? — repito su pregunta, me siento confundida.
— para la reunión.
— ¿No andabas ahi? Pensé era a las ocho.
— pedi que la cambiaran, te veia muy cansada anoche.
— no me avisaste — él asiente y saca su móvil, busca el mensaje y me lo muestra.
— lo siento, yo venia apresurada en la mañana y no lo vi pero no he impreso el documento.
Él sonríe y levanta su mano, mostrando unas carpetas.
— lo tengo todo bajo control Charlene, ahora vamonos.
Me siento atontada, no recordaba que él imprimiera algo o peor que organizará las carpetas, tomo mi bolso y mi libreta de apuntes.
Al irnos, la expresión de Edmund es sombría, él no me mira a los ojos, no sonrie. Sólo desvia la mirada.
Frunzo el ceño y caminó con Gregorio.
Ante de subir a su auto, decido quitarme el chaquetin, ando una blusa pegada de los senos y va suelta en la cintura, con unos pantalones de tela que me queda ajustado.
— te ves...— levantó la mirada hacia Gregorio, quién me está recorriendo con su mirada.— sexy.
— gracias — trató de parecer tranquila pero mis piernas tiemblan. Suspiró y subo a su auto, sólo había sido amable.
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Kateromantica🌼
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Mi Jefe©
RomanceCharlene es la secretaria perfecta, la amiga perfecta sólo existe una falla... está enamorada de su amigo que es su jefe. Preciosa portada hecha por: @Sarelighlp