Capitulo 10

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Al regresar a la oficina, Violeta estaba sentada en mi escritorio.

—¿Qué haces aquí?—ella me miro por un momento en silencio y luego se puso de pie.

—Esperarte, ¿sabes dónde está Gregorio? desapareció, igual que tu.

—No lo sé y no desapareci, me fui a almorzar —guardó mi bolso, me dispongo a trabajar pero ella no se va —¿Qué necesitas?

—¿Lo sabias verdad?—ruedo los ojos y suelto el aire retenido.

—No, ahora debo trabajar.

—El presidente—su sonrisa es de burla—ha pedido que vayas a su oficina en cuánto llegarás.

—Claro—tomo mi libreta y un lapicero, me pongo de pie.

—Pensaba que ibas detrás de Gregorio por su puesto de gerencia pero fuiste más astuta, volaste alto, buscaste ni más ni menos que al futuro dueño de la empresa.

—¿De qué hablas Violeta? ¿Crees que necesito un hombre para que pague todos mis gastos? Se valerme por mi misma y te voy a pedir que no me compares contigo — ella abre la boca pero la cierra y su mirada se clava detrás de mi.

—Charlene— Leonardo estaba detrás de mi, su mirada oscura estaba en Violeta, ella llevó su mano a su cabello y sonreia, mientras él la miraba de arriba hacia abajo—Creo hay un reglamento de vestimenta en la empresa — ella suelta su cabello y su rostro ha palidecido—esa falda es demasiado corta señorita, no olvide que usted cuándo visita a uno de nuestros clientes. Está representandonos —Me daba cuenta que Leonardo era un hombre duro y muy apegado a las reglas de la empresa, varias veces la encargada de Recursos Humanos le advirtió a Violeta acerca de la vestimenta, ya que cuándo ella se inclinaba y era algo que hacia muy seguido cuando estaba Gregorio, se podia apreciar su ropa interior pero ella no obedecia por que nuestro jefe la defendía —Vamos a la oficina.

Segui a Leonardo, él era un hombre elegante, imponente. Las chicas giraban su rostro cuándo él pasaba pero no se detenia a verlas, me hacia sentir como si él fuera un dios que se habia atrevido a bajar de su trono.

Al abrir la puerta, Edmund levanta la mirada de los documentos que está revisando, sus labios se curvan en una hermosa sonrisa pero no le correspondo me sentía aún dolida.

—Charlene— él se pone de pie y rodea su gran escritorio, se acerca y muerdo mi labio inferior. Ya tenia lo que tanto deseaba «la empresa» ya no debiamos fingir o ¿Si? —lamentó no haber contestado tu mensaje, estaba en reunión con Leonardo y al terminar la presentación con el equipo no estabas en la sala, ya me siento mejor, linda —besa mi mejilla y sujeta mi mano, Leonardo se adelanta y siento su mirada.

—Esperó está relación no termine ahora que tienes la silla de la presidencia— ocupa la silla donde estuvo Edmund—el traspasó aún no es legal hermano.

Me pongo tensa y veo que Edmund sólo sonríe, no se muestra molesto por la amenaza de su hermano mayor.

—¿De qué hablas?—levanta mi mano y besa mi dorso.

—Sigues en prueba hermanito— entrecierra sus ojos.

—¿Porque?—Leonardo me observa y sé que está pensando en la manera en que me sujetó Gregorio y su reclamó.

—Tengo mis motivos Edmund pero supongo que eso no te molesta, después de todo, tú y Charlene se aman.

Desvío la mirada y me preguntó por que Edmund le permitia que controlará su vida, eran sólo hermanos, pero Leonardo actuaba cómo si fuera su padre.

—Estás en lo correcto— Edmund responde y se encoge de hombros.

—Me reunire con Recursos Humanos. Muchas reglas se infringen en está empresa y no es lo correcto.

Mi Jefe©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora