Capitulo 6

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Consideraba que está reunión  había  sido mejor que la anterior.

Cuando nos dirigimos al auto de Gregorio, me sentía mejor. Al subir, pasó una mano por mi coleta,mientras él  sube, al hacerlo, se queda en silencio y la mirada fija en el frente.

— ¿pasa algo?— me mira y sonríe un poco.

— he andado pensando, el señor Castillo va a retirarse. Te lo había mencionado— asiento — el asunto es que en estos seis años que tengo de trabajar en la empresa, su hijo no se ha involucrado en el negocio. Ni siquiera lo conozco.

— pero quizás el señor Castillo te promueva a la presidencia. Cómo dices su hijo no se ha involucrado.

— no lo creas, es el negocio de su familia. Obviamente él asumirá la presidencia. Espero sea un buen jefe como lo es su padre.

— En todo esté tiempo que tengo de trabajar, honestamente mi trató ha sido sólo contigo como jefe inmediato. No he tenido tratos con el señor Castillo, si me da un poco de pánico el cambio, quizás es alguien que nos probará a todos.

— no lo creo —desvía la mirada — si aún  sigo en el puesto, creo seguirás teniendo tratos conmigo.

— Gregorio eres un buen elemento para la empresa, obviamente el joven sea quién sea se dará cuenta de ello, no temas que perderás el puesto.

— esperó  que si, ¿almorzamos? — muerdo mi labio y pienso que tenemos meses de no salir a almorzar juntos.

— claro — él sonríe y enciende el vehículo, el trayecto al restaurante lo hicimos en un cómodo silencio.

Siempre nuestros almuerzos habían sido amenos, pedimos varios platos surtidos para compartir entre los dos.

— aquí es un lugar muy bonito,podemos venir aquí el día de tu cumpleaños con los demás.

— no, en serio, no iré  a trabajar Gregorio.

— ¿por qué? Siempre lo hemos pasado juntos, toda la oficina.

— este año no — llevó un poco de comida a mi boca, él ha dejado sus cubiertos.

— ¿lo pasarás con alguien? — a mi mente viene la imagen de mi almohada, mis pensamientos era pasar acostada todo el día. Viendo películas románticas.

— si — respondó, no quería verlo con Violeta, había tomado la decisión de olvidarlo y lo haría pero aún dolía verlo.

Él aprieta con fuerza su servilleta.

— debe ser importante — era mejor que creyera que estaría con alguien a la verdad.

No respondí segui comiendo, aunque ahora la comida no me sabía a nada. El móvil  de Gregorio suena. Él lo mira y hace un gesto de desagrado.

— ¿no contestaras? — preguntó cuándo vuelve a sonar la tercera vez.

Lo toma y atiende.

— ¿si Violeta? — desvió la mirada. Desde que ella apareció, todo cambio. Los almuerzos eran interrumpidos por sus llamadas.

La voz de Gregorio se escucha molesta, me he centrado en mi móvil para no escuchar su conversación.

— ¿Charlene? — levantó la cabeza.

— dime — él me observa y luego el móvil.

— ¿ sales con alguien?

Nuestra amistad siempre fue sincera y compartíamos de todo pero el cambio llegó cuándo Gregorio comenzó a salir con Violeta... sólo a ella la invitaba, no podía llegar a su oficina ha hacerle una consulta por que ella aparecía con consultas para él.

— ya es tarde, debemos llegar al trabajo — le hago una seña al mesero, llega rápidamente y le agradezco en mi interior — nos trae la cuenta por favor... cuentas separadas.

— una sola cuenta — acota Gregorio.

El mesero se retira.

— sabes que me gusta pagar mi parte.

— dado que no te veré el día de tu cumpleaños, este almuerzo se puede decir es para celebrarlo — se recuesta en su silla y su mirada está en otra parte.

Cuándo llevan la cuenta, sólo saca su tarjeta de crédito. No la revisa, algo impropio en él.

— Gregorio... — su móvil está sonando de nuevo.

— Violeta, pregúntale a Edmund estoy seguro que él ya maneja eso y acaba de entrar a trabajar — no esperó respuesta, sólo cuelga.

Nos levantamos cuándo le han devuelto su factura.

Al llegar a la oficina, Violeta me mira con furia y Gregorio pasa directo a su oficina, cierra la puerta... por primera vez.

— ¿dónde estabas? — me pregunta Violeta desde su lugar.

— en mi hora de almuerzo — de reojo veo a Edmund quien ni levantó la mirada de la pantalla de su computador.

— Pensé en una reunión — responde.

— no era todo el día la reunión, luego seguía mi hora de almuerzo, tiempo en el que puedo hacer lo que yo quiera. Ahora es mi hora de trabajar, hablamos luego, estoy ocupada.

Revisó correos pero de reojo estoy viendo a Edmund, él está callado. No me ha dirigido ni una sola vez la mirada. Se levanta va por café, me pongo de pie a los pocos minutos que él y me dirijo hacia la cocina. Está vertiendo el líquido en su taza.

Me dirijo a tomar mi taza, él levanta la mirada. Me observa de una manera penetrante.

— ¿qué harás el miércoles? — lo veo a los ojos, era mi cumpleaños — ¿puedes acompañarme donde mi abuela?

Él no sabia que era mi cumpleaños ¿o si?

— ¿no vendrás a trabajar el miércoles?

— después de mediodía no, escuché a Violeta decir que tu ni venias ¿puedes acompañarme a casa de mi abuela?

Edmund está echando el azúcar a su café, pienso que salir por la tarde donde una viejita encantadora no estaría mal.

— claro — él sonríe y bebé un trago de café.

— gracias Charlene, no sabes el gran favor que me estarás haciendo.

Se retira y la verdad no entendía nada, pero él también me haría el favor de que yo no pasaria en casa llorando por mi soledad.

Se retira y la verdad no entendía nada, pero él también me haría el favor de que yo no pasaria en casa llorando por mi soledad

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