IV. Asalto.

2.9K 507 545
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

–Un disparo.

Connor y Hank atraviesan la calle interrumpiendo el ligero tráfico y corren hacia un callejón cercano. El androide es detenido antes de dar la vuelta y confrontar a su objetivo, Hank tendría que sugerirle ser más cuidadoso una vez solucionaran ésta situación.

El teniente se asoma y da la señal a Connor de seguirlo hasta estar a pocos metros de un violento hombre que apuntaba a un androide con un arma. El androide presentaba una herida de bala en el hombro y rogaba piedad. Connor fue el primero en correr hacia el agresor para intentar someterlo; el hombre claramente era un inexperto con las armas, dispara hacia el castaño y su compañero sin dar una.

Connor lo empuja y Hank lo golpea en el rostro tan fuerte que hace sangrar su nariz, se desorienta y tira del gatillo intentando salvarse con el último par de balas antes de correr. Connor le sigue.

Avanza y estira su mano, toca con la yema de sus dedos la chaqueta del agresor, sólo un poco más.

Quejido. Connor se detiene y se gira, Hank.

Realiza las acciones básicas de primeros auxilios en su teniente mientras calma al androide que no paraba de quejarse con Connor por haber dejado ir a su agresor. La primera en llegar es la unidad médica de Cyberlife, se llevan a la víctima mientras Connor jura que atraparía a ese humano.

–Debiste correr, Connor. –Hank había recibido un impacto en la pierna, sus probabilidades de sobrevivir estaban por encima del 70% pero los humanos eran tan complicados que ese número podía irse al caño en un segundo. No podía permitirse dejarlo morir– ¿Pudiste al menos escanear su rostro? ¿Sabes su nombre?

–No. –Connor aprieta los labios y también los puños. Al ponerse de pie golpea la pared más cercana y gruñe enfadado.

–Tranquilo, Connor. Accederemos a la memoria del androide y sabremos quién es. –El teniente lo intenta, pero no puede hacer mucho más estando sentado en el piso de aquel callejón sucio con una pierna herida.

–No puedo ni atrapar a un simple humano. –Refunfuña mientras camina en círculos, Hank le sigue con la mirada.

–Intentaré ignorar esa frase. –Dice Hank riendo pero Connor no escucha– Connor. ¡Connor! –El androide se detiene– Ven aquí.

– ¿Se siente mal, teniente?

–No, Connor. Sólo quiero que guardes la calma. –Poniendo la mano en su hombro, lo obliga a sentarse a su lado.

–Fue mi culpa que lo hirieran, teniente. Debí actuar con mayor precisión. –Connor no se atreve a levantar la mirada. Hank suspira y toma la mano del androide.

–No fue culpa de nadie más que del tipo ese. Lo atraparemos, ya verás. –El oficial intenta animarlo, pero Connor de nuevo no está poniendo atención. Observa sus manos tomadas.

Si de dos androides hubiese tratado, Connor y Hank se habrían conectado de forma instantánea. El castaño asumía que su compañero desconocía el sentido de tal gesto y lo íntimo que podía llegar a ser. Se queda en silencio mientras observa los nudillos ajenos que comenzaban a hincharse por el golpe y la sangre que los manchaba.

–Sé cómo localizar al humano. –Comenta Connor, muestra al teniente la prueba fresca con una sonrisa triunfadora.

–Oh, dios.

–Sé que no le gusta, teniente, pero será rápido. Puede no ver si gusta. –Menciona antes de acercar la mano a su boca y lamer desde la piel de su compañero ese el líquido rojizo. Procesa. Hank observa.

– ¿Lo tienes?

–Lo tengo.

___

Octubre 2, 2039.
21:37 hrs.
Casa de Hank.

–Ignoraba que pudieras cocinar, Connor. –Hank está sentado en el sofá con la pierna herida sobre la mesita al frente. Come la cena que el androide había preparado para él y se sorprende por el buen sabor.

–No lo sabía hasta hace poco, señor. Supuse que algún día me serviría, así que descargué algunos libros de cocina. –Responde Connor a los pies del sofá con Sumo sobre él. Lo acaricia y abraza, el reciente buen humor y cercanía del teniente mantenían el sistema de Connor en una constante inestabilidad.

–Pues ha sido muy conveniente. Excelente comida, Connor. –Hank le aprieta el hombro antes de devolver su atención al interesante programa de televisión.

Cuando el teniente termina, Connor lava los platos y limpia la cocina. Su led había estado en rojo toda la noche, temía que su sistema presentara una falla y no pudiera ayudar más a Hank. Había revuelto intencionalmente su cabello mientras jugaba con Sumo para que su estado no pudiera verse.

Al volver con su compañero, se sienta a su lado y decide también ver el programa, pero pronto le pierde el interés. La comedia no le venía.

– ¿Nadie en Cyberlife te dice nada porque no llegas por las noches? –Pregunta Hank, bajando el volumen del televisor.

–El nuevo CEO motiva a los androides a ser libres, obliga al antiguo personal a no ser muy estrictos. Al parecer es la única persona buena en Cyberlife.

–Mientras no tengas problemas, estoy bien. Deberías seguir el consejo de ese nuevo CEO que mencionas y ser...

– ¿Libre? –Connor interrumpe– ¿Por qué desea tanto que me vuelva un divergente? Lo único que me separa de serlo es una delgada barrera que lo único que hará será cambiar el resultado de mis escaneos de "Negativo" a "Positivo".

–Connor, lo único que quiero es que dejes de percibirte como una simple máquina.

– ¿Y comenzar a pensar en mí como un ser independiente? Ya lo hago, teniente.

–En veces no lo parece, Connor.

– ¿Qué más necesita de mí, señor? –El androide enfurece. Levanta la voz gradualmente y, si hubiera una cuarta tonalidad en el led que representara un fallo horrible en el sistema, Connor la tendría.

El androide se sienta a horcajadas sobre su teniente y lo observa frunciendo el ceño. ¿Qué tenía un divergente que atrajera tanto a Hank? Connor aprieta la camiseta del hombre entre sus manos y pega su frente a la ajena.

–Ya una vez le dije que sería lo que usted quisiera, su compañero, su asistente, su androide. Puedo ser su divergente, pero tiene que darme una razón.

Hank se sentía atrapado. La actual conducta de su compañero le hacía sentir desconcertado, Connor jamás había actuado de esa manera con él y aquello causaba que su respiración estuviera agitada. Estaba tan cerca que podía respirar el aroma a loción por defecto del castaño, había una presión en su pecho que al mismo tiempo lo hacía cosquillear, sus pulsaciones habían aumentado.

Sumo ladra.

Ambos lo voltean a ver mientras rasca la puerta.

–Tengo que sacarlo antes de que haga un destrozo aquí adentro. –Dice Hank intentando escapar del androide, pero Connor se levanta y lo empuja contra el sofá.

–Quédese aquí, yo me encargaré de él.

Hank suspira.

El accionar de Connor lo tenía muy alterado, y el miedo de ser asesinado por su propio amigo androide no superaba a la sorpresa de lo que veía en aquél momento; estaba erecto.

SERIAL KILLER || Hank X Connor [Detroit:BH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora