—Despierta— la voz insoportable de aquel mini Androide se volvía a oír cerca suyo.
El mayor siente un peso sobre su pecho seguido de una palmada en la mejilla y luego otro cerca del cuello provocando cierto enojo.
—Connor, bájate— ordena para luego reincorporarse en la cama y tomar al otro en sus brazos para bajarlo al suelo. —. No debí aceptar esa estupidez.
Susurra lo último y se levanta con pereza.
Luego de haber desayunado, se encuentra con el menor husmeando entre sus papeles. Cada día se arrepentía más de aceptar ser el niñero de una máquina que solo comete desastres como un niñito de 5 años y que se lleva asquerosidades a la boca.
Al ver la cara de sorpresa del Androide cuando ve el papel que sostenía entre sus manos pequeñas, se acerca y lo vuelve a tomar en brazos para sentarlo sobre la mesa de la cocina.
—Regla número dos: no toques mis cosas— lo ve seriamente y Connor, mini Connor, solo le sonríe.
No pasa mucho tiempo cuando el castaño comienza a gatear por la mesa, no quería estar quieto, no quería aburrirse.
Hank estaba atendiendo a una llamada por lo que no le estaba prestando atención.
Ya intentó bajarse varias veces de la mesa pero le era muy alto.
Suelta un quejido seguido de un pequeño puchero en los labios.
—Connor— al oír al mayor pronunciar su nombre, levanta la mirada y estira sus brazos hacia él. — ¿Quieres bajar?
Connor lo ve con ojos de cachorro. Claro que quería bajar, no quería seguir sobre esa mesa tan alta.
El hombre de cabello grisáceo lo toma entre sus brazos para dejarlo en el suelo pero antes de poder decir y/o hacer algo, el otro le toma una mano.
Hank suspirsa.
—Pórtate bien y no te dejaré en medio de la calle.
***
—¡Connor!— gruñe el hombre. —¡No vuelvo a traerte a estos lugares!
El nombrado no le presta atención y sigue con sus dos deditos cerca de la lengua.
—¡Connor!— vuelve a llamarle sin recibir nada a cambio. —¡¿Cuál era la primera regla?!
El pequeño, que estaba arrodillado frente a una pequeña mancha de sangre azul, se sienta en el suelo y lo ve nuevamente con ese ojos de cachorro regañado.
—No meterme estas cosas... A la boca— susurra con cierta dulzura. No le gustaba ser regañado por el mayor.
Hank decide dejarlo cerca de la puerta principal del lugar con uno de los policías que lo veía con cierto desprecio. ¿Cómo podía ser que algunos aún no los acepten?
Es entendible que no quieran perder sus trabajos pero algunos son animales y otros niños, puede que afecte a la reproducción del ser humano.—¿El teniente es tu niñera?— parecía burlarse el policía de identidad desconocida.
—¿Niñera?— lo ve curioso, ya había oído al Teniente usar esa palabra.
Hank, por su parte, estaba revisando la escena del crimen tratando de averiguar todo lo posible.
—Teniente Anderson, debe ver esto— otro oficial le hace ir hacia otra de las salas a revisar algo y, una vez acabado con lo que tenían que hacer, vuelve con el Androide para llevárselo a la CyberLife.
Porque si, ya no lo cuidaría. Eso no.
—¿Qué tienes ahí?— se acerca más y lo ve jugar con una moneda, la cual pasaba de una de sus manitas a la otra. — Bien, al menos no tienes nada en la boca.
El otro no le presta atención, estaba muy concentrado con la moneda que le dió el tipo con el que hablaba minutos atrás.
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One-shots - [Detroit: BH]
RandomOne-shots basados en lo primero que pienso al ver las imágenes (? Pueden que algunos Androides no se comporten como tal(? I'm sorry. Soy horrible en las descripciones :'v Espero que le guste :'3 y si es así, darle amor a este intento de historia