One-shots - [Detroit: BH]

Es Un Idiota (Segunda parte de No Lo Quiero)

Le dolía, nunca se había sentido tan despreciado en toda su vida. Las lagrimas acariciaban su rostro, sus pequeñas manos se aferraban con fuerza del cuello del mayor, quien lo sostenía en sus brazos mientras lo consolaba.

Luego de que Hank les haya reprochado, fueron juntos al parque para que la mente del menor se despeje pero el resultado no fue el esperado y por esa razón lo tiene sollozando en su hombro. Al fin entendía porqué le afectó tanto pues conocía el causante todo pero no la gravedad del mismo. El día era soleado, las personas caminaban de un lado hacia el otro y los Androides acataban cada orden que se les diera, un día común; cada quien se mantenía en su mundo al igual que Connor, analizaba cada posible situación como si hacerle frente al problema o pedir ayuda a alguien, Hank fue una opción pero todo terminó mal.

—C-Con... Connor— la voz quebrada del menor lo obliga a alejarse de sus pensamientos y con un suave <¿Si?>, le hace saber que le está prestando atención. —¿C-crees que... no me quiera?

—Estoy seguro de que no es eso, tal vez solo— se corta así mismo para pensar lo que diría y luego, con duda, continua: —... puede que sea miedo, no lo sé.

—Y tu amigo no me quiere— el pequeño se acurruca en el pecho del mayor al momento de decir aquellas palabras. Connor no sabía como sentirse al respecto, Hank no lo odiaba sino simplemente no estaba acostumbrado a tener más personas -Androides- en su casa y eso jugaba en contra.

—No le des importancia— le acaricia la espalda mientras sigue su camino con el menor aún en sus brazos.

Las dudas en su cabeza volvían a hacerse presente; quería golpear al imbécil que le había hecho daño porque era solo un niño, no tenía culpa de nada e incluso se sentía culpable por el desprecio que le tenía el otro hacia si mismo cuando no debería.

En unos minutos llegan a la casa de Hank, quien parecía estar molesto con Sumo por haber manchado parte de la casa dejando huellas de sus patas. No parecía ser el momento para hablar sobre el pequeño Androide pero el mayor de todos debía entender que la culpa la tiene otro y su deber es cuidarlo.

—¡Connor!— se escucha una exclamación por parte del hombre. —Creí habértelo dicho perfectamente. No lo quiero aquí, tengo suficiente contigo.

—Teniente, no estamos de humor. Yo también intenté explicarle pero si ustedes sigue así de testarudo, no me queda otra que desobedecerlo— comenta con tranquilidad mientras sube las escaleras, sin mirar al otro. —. Es un idiota... los dos lo son.