Enséñame

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—Vamos, Gavin— sonríe el pequeño Androide mientras escribe algo en el cuaderno. —. No es tan difícil.

—Pero es que no entiendo— contesta, pronunciado una que otra palabra como si fuese un pequeño bebé aprendiendo a hablar.

—Mientras más rápido acabes con tus deberes, más rápido podremos ir a jugar, ¿Estás de acuerdo?— recibe un asentimiento por parte del castaño, para luego explicarle con paciencia lo que debe hacer.

Gavin no entendía como un Androide podía superar a sus creadores, sonaba extraño de tan solo pensarlo; eran máquinas perfectas, capaces de lograr diversas actividades.

Los libros esparcidos sobre la mesa eran innecesarios para el de cabello azabache; en cambio, él tenía que leerlos una y otra vez para poder entenderlos.
Le es inevitable no recordar la primera vez que su acompañante intentó enseñarle a leer, sentía que se burlaba de él y aún así permanecía a su lado, ayudándolo.

Su mirada permanecía en el cuaderno que era utilizado por el otro que seguía con su voz calmada mientras que con el moviento de su mano manejaba el bolígrafo a su gusto, escribiendo números que el menor no lograba descifrar de dónde aparecieron. Aunque, tampoco tenía intenciones de escucharle.

—Bien, ahora inténtalo tú— detiene el movimiento de su mano para poder observar a Gavin, que transmitía aburrimiento con su mirada.

Su pequeño se había colocado un lápiz entre su labio superior y su nariz; con su suéter de color verde oscuro y sus cabellos despeinados se veía demasiado tierno, unas inevitables ganas de acariciar sus mejillas y cuidarlo se apoderaron de él.

Gavin toma el bolígrafo; el Androide nunca le había prometido algo para luego no cumplirlo, eso y que le quedaban dos horas antes de salir de su hogar para asistir al colegio.
Solo quería acabar con esto para poder tomar leche con chocolate y prestarle más atención a su pequeña mascota; ¿Es más fácil ser un gatito o ser un Androide? Podría ser un perrito también, no le gustan mucho los pecesitos por lo que ser un gatito café sería un infierno; un hámster, son adorables y definitivamente, le gustaría ser uno aunque desconoce de su alimentación.

—Gavin, no es tan difícil— siete una mano acariciar la suya y levanta la mirada. —. Solo tienes que sumar unos números para luego restarles otro par de números.

—Lo dice el chico que lo sabe todo. No puedo— se tiene a media oración, frotando la manga de su suéter por su ojo derecho, para luego suspirar y continuar: —... No soy bueno en matemáticas.

***

El pequeño castaño corría con una hoja en mano mientras que detrás de él venía su madre con la mochila de su hijo colgada en su hombro; el niño parecía estar feliz por alguna razón que ella desconocía, pero no quería hacer algo que borrara la sonrisa de sus labios.

Gavin entra sin demora en la casa para ir en busca del Androide mientras que la madre, con calma y cansancio, deja la mochila en el suelo y se encamina hacia la cocina para preparar la cena.

Se pregunta en voz baja a sí mismo el paradero de su amigo mecánico al entrar a su habitación; se sentía emocionando por darle la sorpresa y también algo preocupado.
Enciende las luces y logra ver al de ojos celestes, quien no le dirigía la mirada.

—Oh, ¡Ahí!— exclama, contestandose a sí mismo la pregunta que había hecho segundos atrás; extiende su brazo derecho para mostrarle la hoja que tenía consigo, recibiendo una pequeña mueca por parte del otro.

—Bien, un cinco es mejor que nada.

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Jajajjah basta :'v estaba haciendo esto y me cagué de risa cuando me di cuenta de lo que hice XD

Solo léanlo(?

Aunque esto es tan solft (? (O como se escriba, ahre)

Yo quiero un RK900 ;-; es tan mi tipo *c va a la vrga*

One-shots - [Detroit: BH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora