65. NO VOY A RENDIRME.

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Micael Espinosa.

No se donde estoy y la maldita incertidumbre me esta matando a todo lado que veo es blanco, corro, grito en busca de ayuda, pero nadie viene.

Creo que estoy muerto y todo lo hecho se acabo, que no pude ver crecer a mi hija, no pude ver a mis hermanos transformados en adultos. Y no pude pasar toda mi vida junto a mi dulce esposa.

Para estar muerto me duele oír su voz, escucho sus quejas sus lágrimas, negándose a perderme.

Y nadie sabe cuánto deseo estar junto a ella, amarla, besarla ver todos los días sus hermosas retinas azules.

Pero no puedo hacer nada, solo estoy perdido y solo.

Siempre miro una luz brillante que me alumbra pero me da miedo seguirla, tengo terror de desaparecer totalmente, pero se que es momento de aceptar la cruda realidad, que mi único camino es seguir esa luz.

Mientras sigo la luz, el blanco que me va rodeando desaparece.

Al entrar completamente en el brillo de la luz, ya nada es blanco, todo es colores, todo se transforma ha una cuidad, y frente a mi esta mi madre, mi bella y dulce madre.

--M-mamá.-digo entre balbuceos.

-- Mi niño, aún no es tu momento, pero me alegro tanto de verte.- me dice mi madre.

--Mami, donde estoy, que pasa conmigo?.-preguntó mientras me acerco abrazarla.

Al abrazar a mi madre, me invaden todos los recuerdos, todo lo malo que hize, los recuerdos de como maté a mi padre, como mate ha mi primo.

Soy un ser miserable y merezco recibir todo lo que tengo, merezco a ver muerto y estar perdido en este limbo.

Y en brazos de mi madre lloró por todo, por todo el daño que hize y por todo lo que perdi.

--Mi niño no llores, aún nada esta perdido.- me dice mi madre mientras me abraza.

--M-mami M-a-mita. Yo mate al amor de tu vida, soy un monstruo que mató a su propio padre y eso nunca tendra perdón de Dios.

--Mi rey, todo esta perdonado, Dios perdona todo y tu padre esta agradecido de la decisión que tomaste, porque tu ese día salvaste la vida de tus hermanos.

--Mami, no quiero estar aquí, quiero volver donde mi hija, mis hermanos y mi esposa, no puede ser este mi final.

Y mi madre ignorando mis palabras, miro como llama a alguien, me giro con el rostro lleno de lágrimas y me encuentro con mi padre.

El gran Robert Espinosa, esta frente mío y no se si abrazarlo
O huir de él.

--P-papá, eres tú.- preguntó entre lagrimas.

--Mi campeón, ya eres todo un hombre y no sabes lo orgulloso que me siento de ti.

--Papá, yo te mate, soy un monstruo,

--Hijo mio, tu solo tomaste una decisión, y por preferir salvar la vida de tus hermanos, es por lo cual me siento orgulloso de ti.

Siento el abrazo de mi padre y lo único que hago es corresponderle, porque el a pesar de sus maltratos, fue un buen padre.

--Hijo aún no es el momento que estés aquí, tienes que volver con tu esposa y tus dos hijos.

VAMOS A CASARNOS.© AP#1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora