El Alma de Vince. Serie Los Orígenes y la Guerra de los Dioses 3.

Capítulo 7. Parte 2.

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—Creo que estoy perdido —murmuró Shaun sosteniendo su teléfono celular en su oreja mientras detenía el auto, sus ojos moviéndose alrededor tratando de ubicar un punto de referencia que lo ayudara a volver al camino indicado.

A su alrededor todo lo que podía ver era solamente arboles cubiertos de nieve y un camino sinuoso que parecía perderse en medio del gran bosque que lo rodeaba. No había señales de civilización y habían dejado la ciudad más cercana hacia cosa de una hora y media atrás.

Bobby le había contado que residía en una comunidad amante de la naturaleza que vivía al aire libre, pero nunca pensó que se ubicarían en un bosque en medio de la nada. Él no sabía si simplemente continuar conduciendo a ver que encontraba más allá, o dar media vuelta y volver por donde habían venido.

A su lado, Oliver se encontraba agazapado sobre el asiento del copiloto, su cabeza vuelta hacia la ventana, sus ojos permanecían distantes, sin ver nada en realidad, aunque de vez en cuando parecía seguir el movimiento hipnótico de los arboles meciéndose al ser sacudidos por la brisa invernal.

Detrás de ellos, en los asientos traseros, descansaba Thor, quien por lo menos miraba a su alrededor con bastante curiosidad, su cola moviéndose de un lado al otro con emoción, sin duda mucho mejor que en días anteriores. Al menos uno de ellos parecía estar volviendo a la normalidad.

—No estás perdido —respondió Bobby al otro lado del teléfono—. Solo tienes que seguir conduciendo en línea recta hasta que llegues al pueblo, yo te estaré esperando en la entrada, aun te falta casi una media hora de camino.

—No veo nada más que arboles Bobby —respondió Shaun con dudas volviendo a arrancar el auto.

—Y eso es todo lo que veras hasta que no estés listo para llegar —respondió Bobby con paciencia—. Confía en mi Shaun, este viaje valdrá la pena.

—Eso espero —comentó Shaun con un suspiro—. Bien, seguiré conduciendo entonces, no vemos en un rato.

—Está bien, nos vemos.

Shaun colgó, su mirada fija en el frente mientras conducía a través del camino cubierto de nieve, deseando con todo su corazón, que en este viaje, Oliver y él encontraran de nuevo su razón de ser.

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Bobby Fisherman mordió nerviosamente su dedo pulgar mientras paseaba alrededor de la habitación, su andar era enérgico mientras su mente se encontraba a kilómetros de distancia, tratando de encontrar una solución al problema en el que estaba y es que él no podía creer lo que había hecho.

De verdad que no podía creerlo.

Detrás de él, los hijos del Alfa, Masson y Noah, estaban completamente enfocados en los deberes que tenían delante de ellos, algunos problemas matemáticos cuya dificultad era de nivel universitario, Bobby había comprendido desde el primer día que había comenzado a darles clases a los gemelos, con solo cinco años de edad, que ellos eran unos niños superdotados que absorbían las cosas sencillas con una rapidez asombrosa, captando todo lo que Bobby les enseñaba en la primera lección, sin que ello representara un reto para ellos.

Ahora con diez años de edad, ambos eran unos pequeños genios cuya inteligencia les exigía retos cada vez más grandes por lo que Bobby se veía en la necesidad de buscar nuevas formas de ayudar a los gemelos a desarrollar su inteligencia, por lo que desde hacía unos meses había decidió ponerles a estudiar cursos universitarios que les ayudaban en gran medida.

Sin embargo, a pesar de que ambos parecían estar inmersos en sus deberes, aun así  no podían dejar notar la manera en la que Bobby se movía de un lado para el otro sin parar.