Capítulo 13. Parte 1.

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—Bobby ¿Tienes un segundo?

Bobby miró hacia la entrada de la habitación y su corazón, como cada vez desde ese primer día, se saltó varios latidos cuando vio a su pareja Frank casualmente apoyado en el marco de la puerta.

Bobby aún se preguntaba que había visto Frank en él para que decidiera ser su pareja. Él era bajito, nervioso, inseguro acerca de si mismo, de aspecto muy monótono y con una personalidad muy sumisa, mientras que Frank era muy seguro de sí mismo, un poco arrogante y creído, muy alto con un bonito cabello castaño e impresionantes ojos marrones, su personalidad era muy extrovertida e irreverente, muchas veces rayando en la insolencia con una pícara sonrisa ladeada, pero aún así muy leal y confiable.

Eran más sus diferencias que las cosas que tenían en común, pero aún así, Bobby sabía que lo que Frank sentía por él era verdadero, a pesar de todas sus inseguridades, eso era de lo único de lo que nunca dudaría.

Él siempre lamentaría que el destino no los hubiera hecho compañeros verdaderos, pero aún así, sabía que su unión era tan real como la de su Alfa y su compañero, y nadie lo haría cambiar de opinión con respecto a eso.

Saliendo de sus pensamientos inducidos por la belleza de su compañero, Bobby asintió e invitó a Frank a pasar.

—Claro, ¿De qué se trata? —preguntó mientras terminaba de acomodar en su sitio los libros que planeaba utilizar ese día con los niños.

—Clark me ha castigado, estoy relegado a los límites del bosque por los últimos tres días —se quejó mientras se acercaba a Bobby para después envolverlo entre sus brazos—.  No voy a volver a casa en un tiempo.

—¿Qué has hecho ahora? —preguntó con un pequeño reproche.

—Fue solo una pequeña broma, pero desde que Clark se casó y es padre ya no tiene ningún sentido del humor —respondió con un pequeño mohín—. Ya no es el mismo de antes, ahora es muy aburrido.

—Tienes que dejar de hacer esas bromas, no me gusta dormir solo tantos días —reprocho Bobby con pesar—. Mientras más molestes a Clark más días estarás alejado de mi.

—Lo se bebé, lo siento —respondió mientras acariciaba suavemente la mejilla de Bobby con sus labios—. Voy a tratar de contenerme, pero no puedo prometer nada.

—¡Frank! —dijo Bobby dándole un pequeño golpe en su abdomen.

—¡Lo siento, lo siento! Era una broma —exclamó entre risas—. Voy a detenerme de verdad, a mí tampoco me gusta estar separado de ti.

Bobby cerró los ojos mientras ambos compartían un cálido beso, sintiendo mariposas en su estómago como si de su primer beso se tratara.

Definitivamente, cuando había amor y se estaba con la persona indicada, la emoción de esa primera vez siempre estaba presente.

—Eres lo más importante en mi mundo, no quiero estar separado de ti ni un segundo —anunció Frank con sus ojos brillantes de emoción.

—Entonces deja de hacer cosas que te mantengan alejado de mi  —respondió Bobby con un mohín.

—Lo haré, no te preocupes. Ahora, tengo algo que quiero darte, pero no sé si te gustara —anunció Frank mientras se separaba un poco de Bobby con una expresión un tanto extraña en sus ojos—. No sé si dártelo.

—No sabrás si me gusta o no a menos que me lo des —Respondió Bobby con picardía—. Dime qué es y te diré si me gusta o no.

Frank se separó de Bobby y lo observó detenidamente durante unos segundos, sus ojos eran muy intensos y calculadores, como si estuviera evaluándolo y midiéndolo, como si se estuviera debatiendo en tomar una decisión muy importante.

Bobby se sintió extraño acerca de la forma en la que Frank lo miraba, sin embargo, no dijo nada.

Después de lo que parecieron horas Frank finalmente sonrió de una forma enigmática y metió su mano dentro del bolsillo de su Jean, y extrajo de esté, un pequeño objeto.

—Esto lo hice para ti —confesó mientras ponía en la mano de Bobby el pequeño objeto.

Se trataba de un pequeño brazalete negro de cuero trenzado con una hermosa gema de color ambarino en el centro. Era pequeña y sencilla, nada fuera de lo común, pero a Bobby le encanto.

—Frank, ¡Esta hermoso! Me encanta —dijo mientras colocaba el brazalete alrededor de su muñeca izquierda—. Es precioso, gracias.

—Lo hice pensando en ti, porque  esa gema me recordó al  color de tus ojos —confesó con una pequeña sonrisa—. Pero sé que no te gustan las joyas, por eso no estaba seguro de si te gustaría a pesar de lo sencilla que es.

—Es perfecta, me encanta —dijo antes de besarlo suavemente en los labios.

—Y cómo se que eres muy unido a los niños, hice algo para ellos también —anunció mientras dejaba en la palma de la mano de Bobby otros tres brazaletes, estos mucho más pequeños y con gemas de diferentes colores—. Las dos gemas azules son para Noah y Masson, la roja es para Keaton.

—Son muy hermosas —exclamó, viendo maravillado los brazaletes en su mano—. Eres tan genial, los niños lo van a amar.

—Me encanta verte feliz —dijo mientras suavemente acariciaba el rostro de Bobby—. Todo lo que hago, lo hago es pensando en ti, porque te amo con locura.

—Yo también te amo Frank, eres lo mejor que ha podido pasarme en la vida —sentenció Bobby.

Bobby siempre estaría agradecido con los dioses por poner a Frank en su camino, porque aunque nunca serían compañeros de verdad, Frank era todo y más de la que el alguna vez soñó tener.

El Alma de Vince. Serie Los Orígenes y la Guerra de los Dioses 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora