Capítulo 5. Parte 1

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Oliver parpadeó sus ojos abiertos cuando una suave caricia en su mejilla lo despertó.

Había dormido intermitentemente durante horas, su sueño plagado de pesadillas y pensamientos oscuros, deseando que su cerebro se apagara y simplemente le dejara reponer la energía que su cuerpo necesitaba.

Pero eso no había sucedido, y en su lugar, simplemente se sentía tan agotado como cuando se había acostado, sintiéndose aún más miserable mientras pensaba en como Vince no había dormido a su lado esa noche. Parecía que esa noche había estado llena de primeras veces para ambos, ninguna de ellas, buena.

Él trato de hacer que sus ojos se ajustaran a la claridad en la habitación mientras enfocaba su atención en la persona frente a él.

El rostro de Vince estaba pálido, había círculos oscuros debajo de sus ojos y estaban apagados y enrojecidos, como si estuviera enfermo o se sintiera mal, su mejilla, la que Oliver había golpeado, aún estaba roja y un poco hinchada, lo que hizo que este se sintiera aun peor.

Él estaba arrodillado en el piso, sus antebrazos apoyados en el borde de la cama, muy cerca de donde la cabeza de Oliver estaba puesta sobre la almohada.

Ellos se observaron en silencio durante unos segundos, cada uno centrado en sus pensamientos mientras se perdían en la mirada del otro. Oliver quería decir tantas cosas, hacer tantas preguntas, que no sabía por dónde empezar para que las cosas no terminaran como antes, por lo que al final decidió ir con el tema más ligero y menos estresante.

—¿Por qué no viniste a dormir anoche?

Vince dió un suspiro de alivio mientras pasaba de nuevo sus dedos morenos y encallecidos sobre la mejilla de Oliver. A pesar de que sus dedos eran ásperos, producto de trabajar duro la mayor parte de su vida, la caricia no podía sentirse más suave y cariñosa que si lo hubiera hecho con pañuelos de seda.

—Creí que necesitabas tu espacio, no quería molestarte más de lo que ya lo había hecho —dijo en voz suave y cariñosa mientras seguía acariciando la mejilla de Oliver—. Dormí en el sofá.

—No te ves como si hubieras dormido mucho —comunicó Oliver en voz baja.

—No lo hice —confesó con una pequeña sonrisa amarga en sus labios—. Nunca podría dormir bien si tú no estás a mi lado.

—No lo entiendo Vince, no entiendo nada de lo que está sucediendo —susurró Oliver con pesar—. Todo es tan extraño, no se suponía que fuera así.

—Yo tampoco lo entiendo Oliver, pero eso no cambia nada —afirmó Vince con determinación—. Sí, yo bese a Shaun,  pero eso no cambia quienes somos tú y yo, tus eres al que amo, al que necesito, tú eres mi razón de vivir. Te pido, te ruego, que sea en eso en lo único que te centres.

Vince aplanó su mano sobre la mejilla de Oliver y se inclinó hacia él, dejando que sus labios se posaran suavemente sobre los de Oliver, regalándole un beso lleno de amor y cariño.

Oliver cerró los ojos y devolvió el beso, sintiendo como la presión de los labios de Vince sobre los suyos ayudaba a eliminar parte de las sombras que habían agobiado su mente todo ese tiempo, porque a través de ese beso, casto y suave, Vince le demostraba lo que había tratado de decirle con palabras. Él lo amaba, solo a él, y Oliver no podía permitir que un momento de falta de lucidez destruyera todo lo que habían construido juntos.

Él llevó su mano hacia el cabello de Vince, enredando sus dedos en las suaves ondas, mientras lo atraía más hacia él, provocando que Vince se inclinara sobre él, su pecho descansando sobre el de Oliver.

El casto beso comenzó a ganar intensidad mientras la lengua de Vince se abría paso dentro de la boca de Oliver y la otra mano de Oliver bajaba por la espalda de Vince, descansando en la provocativa curva que había en donde terminaba su espalda y comenzaba su trasero.

Sin embargo, antes de que las cosas siguieran subiendo en intensidad, la boca de Vince se separó de la de Oliver. Vince respiraba de manera rápida mientras descansaba su frente sobre la de Oliver, tratando de recuperar la compostura.

—Lo siento, pero ahora no puedo —explicó Vince entre jadeos mientras miraba a los ojos de Oliver.

—¿Por qué no? —preguntó Oliver con voz ronca fracasando miserablemente cuando trato de hacer que su voz no saliera quejumbrosa.

—Porque en realidad venía a despedirme —informó Vince mientras terminaba de apartarse del cuerpo de Oliver, maniobrando hasta que estuvo sentado en el borde de la cama, sin apartar en ningún momento sus ojos de los de Oliver—. Jim se intoxico con mariscos y me toca cubrir su guardia.

—Eso apesta —dijo Oliver con un puchero.

—Sí, vamos a tener que esperar un tiempo antes de que podamos terminar lo que empezamos aquí —respondió Vince mientras apartaba un mechón de cabello de la frente de Oliver—. ¿Me esperaras para que continuemos con nuestra conversación esta noche?

—Por supuesto que sí.

—Te amo Oliver, no importa lo que pase, no importa a que nos enfrentemos, siempre recuerda eso —sentenció Vince mientras se inclinaba y dejaba caer un beso fugaz en la boca de Oliver—. Te amo con locura, no te preocupes, solucionaremos esto.

—Yo también te amo, con todo lo que tengo —afirmó Oliver con su corazón conmovido.

—Nos vemos más tarde —se despidió Vince mientras se levantaba.

—Hasta luego.

Oliver observó como Vince atravesaba la habitación hasta que llego a la puerta en donde se detuvo y se giró, mirando hacia Oliver con una suave sonrisa en sus labios y promesas de amor eterno en sus ojos.

Después salió de la habitación y cerró la puerta suavemente detrás de él, dejando a Oliver mirando la puerta cerrada y sintiendo como si algo muy importante, algo sobre lo que no tenía conocimiento, hubiera ocurrido en ese momento.

El Alma de Vince. Serie Los Orígenes y la Guerra de los Dioses 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora