Capítulo 14. Parte 3.

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—Bobby, no voy a poder acompañarte hoy en las lecciones de los niños —informó Oliver con una mirada de pesar en sus ojos.

A su lado, Shaun tenía un brazo sobre sus hombros mientras los tres estaban reunidos frente a la casa en la que Bobby vivía.

Bobby se encogió de hombros mientras me regalaba una sonrisa tranquilizadora.

—No hay problema, aunque los chicos te van a extrañar, podrías pasar por ahí antes de que terminemos.

—Tratare, pero no sé cuánto tiempo nos vamos a tardar —comunicó mientras miraba de reojo a Shaun—. No sé a dónde vamos ni que vamos a hacer, Shaun no quiere decirme nada.
—Es una sorpresa para que te distraigas y relajes —dijo Shaun dándole una sonrisa pícara—. Ya lo verás cuando lleguemos.

Oliver puso los ojos en blanco pero había una sonrisa en sus labios mientras sostenía en su mano la correa de Thor.

Su perro había estado inquieto últimamente, y Oliver estaba aprovechado esa salida con Shaun para sacarlo a pasear por los alrededores.

—Bueno, diviértanse —les dijo Bobby con una mirada conocedora en sus ojos—. Pueden venir esta noche si quieren, Frank y yo vamos a hacer una cena en casa y sería bueno que ustedes vinieran.

—Seguro, estaremos aquí —dijo Oliver con confianza.

—Entonces nos vemos en la noche —dijo Bobby mientras los despedía con un movimiento de su mano.

—Hasta luego —le dijo Shaun mientras Oliver, Thor y él emprendían su camino lejos de la casa de Bobby.

Bobby se quedó parado sobre su porche, mirándolos irse durante unos segundos, con una sonrisa radiante en sus labios, antes de que se retirará a su casa, para terminar de alistarse para ir a la gran casa a estar con los niños.

—Bobby y tú se han hecho muy amigos últimamente —comentó Shaun mientras él y Oliver comenzaban a caminar a través del bosque que estaba detrás de la gran casa.

—Sí, no sé cómo pasó, supongo que estar tanto tiempo en su presencia hizo que me abriera más a él —confesó Oliver, sosteniendo la correa de Thor firmemente entre sus manos para evitar que saliera corriendo detrás de las ardillas o los pequeños animales de los alrededores.

—Eso es algo bueno, me alegro mucho —dijo Shaun apretando el hombro de Oliver.

La verdad era que Oliver y Bobby se habían hecho muy buenos amigos en tan poco tiempo, pero se debía más que todo a que Bobby sacaba a la superficie todos los rasgos sobre protectores de su personalidad.

Bobby era pequeño, mucho más pequeño que Oliver y eso era ya decir algo, y sus rasgos eran delgados y delicados, con sus grandes e inocentes ojos de color ámbar, su sonrisa radiante con hoyuelos y su cabello brillante y largo de color marrón rojizo que llegaba hasta su cuello.

Cada vez que Oliver veía a Bobby sentía deseos de protegerlo para impedir que nada malo le pasará aunque no entendía muy bien de donde venían esos impulsos, aún así, eso era lo que había hecho que los dos se llevarán tan bien.

Esperaba que fuera una amistad duradera.

—¿Falta mucho para llegar? —pregunto Oliver con impaciencia.

—En realidad no —respondió Shaun mientras miraba alrededor como tratando de ubicarse.

—¿Estás seguro que sabes a dónde vamos? —cuestionó Oliver con desconfianza.

—Claro, desde que encontré este lugar he venido un par de veces —afirmó con seguridad mientras seguía lo que parecía ser un sendero marcado en la tierra.

El Alma de Vince. Serie Los Orígenes y la Guerra de los Dioses 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora