Las exposiciones de clase habían comenzado y veía que la estructura que diseñamos estaba bien encaminada, aunque no sé si ella tenía que ver en todo eso.
La clase terminó y nos dirigimos a la oficina de su padre donde tenía mucho material de consulta.
-¿Qué haces?
-Estoy buscando material para clases.
-¿Nos vas a cambiar la forma de trabajo de clase?
-No, para el próximo semestre regreso a Madrid a impartir clases y terminar lo que falta.
-¿Mamá irá contigo?
-No, sería muy irresponsable de nuestra parte, pero en tal caso, tu tío Javier vendrá a sustituirme en los deberes de oficina y a tu mamá la maestra Lourdes.
-¿Puedo ayudarle en algo?
-Quiero que me sustituyas en clases. Ya le deje dicho a Javier eso.
-¡¡Qué suerte tiene profesor!!
-Gra...cias.
Me quedé sin palabras, mi mente aún no podía procesar esas palabras. Me sustituyas en clases.
Repetimos la rutina de los jueves y en esta ocasión bajamos juntos del auto, aunque me quedé afuera un momento para que ella entrara primero.
Llegué al salón y estaba leyendo la nota con una rosa roja en su mano. La miré llorar de rabia y estalló:
-¡¡Y estoy Harta!! Ya déjenme en paz. ¡¡Maldita sea con el estúpido que este haciendo esto!!
Tiró lo que tenía en sus manos y salió de ahí, inclusive me dio un empujón cuando salió del salón. Quería ir tras de ella, pero podría malinterpretarse y sólo comencé mi clase. En está ocasión cambie de plan y pedí a mis alumnos que formaran equipos y realizarán encuestas a los que encuentren en los pasillos o en las calles, pidiendo que regresarán en media hora.
Todos salieron y levanté la nota junto con la flor, el contenido había pasado el límite y yo tenía que protegerla, dejé todo en el mismo lugar para que no se viera sospechoso. Marqué a su celular para saber como se sentía y donde estaba, pero su móvil estaba en la mochila.
La clase concluyó y la vi en la puerta del salón, seguía triste, pero aún faltaban alumnos por salir y me fui de ahí, esperando sentado en la banca cercana al salón.
Carolina:
Seguía sin creer el nivel de mi reacción, hasta fui grosera con Emmanuel. Tenía que recoger mis cosas para a ir a clase con mi amor. Recogí las cosas del suelo y alguien se acercó por detrás.
-Al fin me puedo acercar a ti.
¿Se te ofrece algo Miguel?
-Tu compañía.
-Pues aquí estoy.
-Pero no así.
-¿Eres tú?
-¿Tengo algo malo?
-¿Cómo sabes eso de mí?
-Porque te amo desde que te vi.
-¡Estás loco!
-Pero de amor por ti.
Se acercó lentamente dejándome contra la pared.
-¡Suéltame!
-Hasta que conozca el sabor de los labios de mi princesa historiadora madrileña.
-¡No!
Emmanuel:
Escuché un grito dentro del salón, deje mis cosas y ella estaba en situación de peligro.
-Déjala en paz.
-¿Qué me puede hacer un mugroso practicante?
-Reportarte.
La miró y le dijo:
-Ahora sabes quien es el amor de tu vida mi princesa de la luna.
Salió del salón dejándonos solos.
-¿Estás bien?
-Sí
-¿Te hizo algo?
-No.
-Llamaré a tú papá.
-No, no por favor. Mejor llévame a otro lado a olvidar esto.
-Pero tienes clases.
-No importa, diré que estoy enferma.
Miré las cosas que seguían en el suelo.
-¿Te las llevarás?
-Sólo la nota.
La abracé con todas mis fuerzas y salimos del salón, mientras salíamos de la escuela llamé a un auto de alquiler, en esta ocasión la llevaría a casa. Caminamos a al calle que está a espaldas de la Preparatoria, ahí nos recogerían. Después de unos minutos ya estábamos en camino a casa, aunque tenía que improvisar, pues no estaba preparado para esta situación.
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La hija de mi profesor
RomanceMi cabeza no deja de darle vueltas al mismo asunto, pensar que mi amor tiene que seguir siendo secreto, de una u otra manera perjudicaría a esta familia que amablemente me abrieron las puertas de su hogar y que me apoyaron en todo momento. Seguirá s...