A papá no se le miente.

13 1 0
                                    

En las fiestas decembrinas mis padres regresaron, fue una gran sorpresa tenerlos en estas fechas, pensé que Emmanuel y yo estaríamos solos, ya que lo había invitado a casa, aceptó estar conmigo unas horas, pues tendría su propio festejo, al cual había sido invitada, le dije que al día siguiente haría acto de presencia en su casa. Cuando estaba por retirarse mis padres entraron a casa un poco sorprendidos por el invitado.

-Creo que este es el mejor regalo que pudiste haber recibido. 

-Tiene razón profesor- mientras seguía abrazando fuertemente a mis progenitores.

Emmanuel se retiró, después le escribiría un mensaje.

-Creo qué no has estado del todo sola.

-A veces viene mi tío o yo voy a su casa. 

-¿Y Emmanuel?

-Pues solo vino cuando hicimos las evaluaciones de tus clases de la Universidad y hoy.

-¿Y qué vamos a cenar hoy?

-Como no los esperaba, pensaba irme a dormir temprano. 

-Podemos improvisar algo. 

-Pero mejor mañana, vienen cansados y será mejor que descansen.

Pasados los días de fiesta se quedaron unos días más para ver los pendientes que teníamos. Dos días antes del viaje, papá pidió que Emmanuel fuera a la casa, tenía unas cuantas indicaciones para continuar con su trabajo de titulación. Me pidió que estuviera con ellos, pues tenía que darnos detalles para nuestro viaje a España, después nos miró de una manera algo extraña a lo habitual y después de aclarar la garganta dijo:

-¿Y ustedes qué me cuentan?

-Pues ya te he contado todo lo que he hecho en el semestre y también lo que he visto que hace el profesor Emmanuel.

-¿Cómo es su trato fuera de clases?

-Normal.

-¿No hay algo más entre ustedes?

No dije nada, esas preguntas siempre me ponían nerviosa y más porque por primera vez estaba segura de algo, papá sospechaba algo, después se dirigió a Emmanuel y yo evité todo contacto con ambos.

-Sabe,-dijo Emmanuel algo nervioso-, sin importar los actos o decisiones buenas o malas, somos seres humanos y tenemos el derecho de equivocarnos y tal vez, solo así ser fuertes a la hora de levantarse. Tal vez he cometido el más grande error, pero soy dichoso de decirle que estoy felizmente enamorado de Caro.

Me puse pálida, ¿qué clase de estupidez estaba cometiendo?

-Te dije que te diría que te quiero, sobrio y sin rodeos.

No sabía que decir, pensar o hacer, me sentí acosada por la mirada de ambos, estaba acorralada y no hice más que llorar, ambos se acercaron a mi y me abrazaron, después escuché la voz de papá: 

-Si también lo quieres, está bien, solo quiero que mi pequeña sea feliz. 

Levanté la mirada, papá sonreía, no puede evitar responder el gesto y saber que todo iría bien, siempre y cuando nada de esto se saliera de las manos y que lo perjudicara a una persona con un futuro brillante como él.

-Sí esto es lo que quieren yo los apoyo incondicionalmente, solo tengan cuidado con quien comparten esto. Ahora más que nunca la debes cuidarla y cuidarte de mi, porque sí un día haces infeliz a mi chiquilla, no te la vas a acabar. 

-No se preocupe, cuidaré de ella sin importar el costo.  

Ahora ya no había más secretos en casa, solo en la sociedad, sentí que una carga había desaparecido y unos días después de esa plática, mi padre regreso a Madrid.  

La hija de mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora