Mi cabeza no deja de darle vueltas al mismo asunto, pensar que mi amor tiene que seguir siendo secreto, de una u otra manera perjudicaría a esta familia que amablemente me abrieron las puertas de su hogar y que me apoyaron en todo momento.
Seguirá s...
Después de 20 minutos de que inició la película, la miré y estaba dormida, puse pausa al reproductor y le marqué a su padre para que supiera que estaba conmigo y además del día que tuvimos hoy.
-Por favor, le pido que no le diga nada de lo ocurrido y mucho menos lo de la nota.
-Es difícil, pero trataré de contenerme. Y ahora que conoces a ese maldito, te pido que la cuides más.
-No se preocupe, seré como su sombra.
-¿Me podrías ayudar llevando sus cosas al carro?
-Por supuesto.
Tomé las rosas y la mochila, el maestro me miró.
-Estas son mías, espero que no le moleste.
-Sí soy tuyas no hay ningún problema.
Bajamos hacía el estacionamiento, abrí el coche y puse las cosas atrás y el amoroso padre colocó a su hija en al asiento del copiloto, antes de que cerrara la puerta le pedí que me dejara darle algo, me acerqué y me quité mi escapulario de la Merced.
-Espera, ella no es tan creyente.
-No importa, estoy seguro de que le gustará saber que lo recibió de mí. A pesar de que no sea creyente, yo pediré a mi Merced que cuide de ella.
Recé en silencio: "Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna."
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Dejé un beso sobre su frente y me despedí de ellos.
Regresé al departamento y aquellas palabras seguían vividas: -Sino fueras mi maestro te besaría. Pasaron las horas y el maestro Carlos me habló.
-Parece que seguirá dormida, le diré que se comunique contigo para ver sí continúan el trabajo o lo dejan para la próxima semana.
-La dejaré descansar, el sábado comienza los ensayos de su obra y debe ahorrar todas las energías posibles.
-Muchas gracias, buenas noches.
-Hasta pronto.
Me dirigí a mi habitación y me acomodé para dormir, sin antes agradecer a Dios por haberme dado la oportunidad de vivir un día más y sobre todo pedirle por esa niña, mi niña, y que no permitiera que ese maldito la dañara.