Valles IV

9 1 0
                                        

Ya estaba por irme de casa rumbo a la escuela cuando sonó mi celular, era ella.

 -¿Cómo estás?

-¿Bien y tú?

-Bien.

¿Vas a querer que terminemos el trabajo?

-Pues no he avanzado mucho en la investigación.

-¿Y sí tomamos el día libre?

-Sería abusar de tu confianza.

-Tienes razón, de hecho, mamá piensa que me gustas. Por cierto, gracias por el regalo. ¿Quién es?

-La Virgen de la Merced.

-Poco común, la más popular siempre ha sido Guadalupe. Por cierto, tengo una, pero es la de Extremadura, te la llevaré la próxima semana. Bueno, espero que tengas un buen día en la universidad.

-Y yo espero que sigas mejorando. Hasta luego.

-Nos vemos. 

Ese día no me reuniría con ella, pero sabía que se encontraba mejor y eso me hacía feliz, aunque me sentía incompleto sin su presencia, tal vez el pasar tanto tiempo había creado un fuerte vínculo entre ambos. 

Tomé el camión para llegar a la escuela y no sabía para que, sí me clase comenzaba a la 1:00, bueno, aprovecharía el tiempo para realizar otras tareas en biblioteca. Busqué los libros que leería para mis demás clases y consultaría unos cuantos, mientras tomaba nota, mi celular recibió un mensaje.

-Estoy en la oficina de papá, por si gustas venir. 

Las 12:00, estar una hora con ella será bueno. Llegué al lugar, la vi trabajando en su laptop.

-Estoy agregando un municipio más a la exposición, para la próxima semana terminamos. ¿No se hace tarde para tus clases?

-No, igual llegué temprano al igual que los viernes pasados.

-Pero aprovechaste tu tiempo y eso es lo importante. Mira, aquí esta mi regalo para ti.

Sacó un pequeño cuaderno hecho a mano y una pequeña caja de cristal donde se encontraba la Guadalupe de Extremadura. Abrí el libro y era un álbum, todas eran fotografías de templos.

-Pero son tuyas.

-Tengo muchas, así que no te preocupes, espero te gusten.

Nos levantamos de nuestros lugares y nos abrazamos, después de un rato nos separamos y la miré fijamente. 

Sino fueras mi profesor te besaría. 

¡Maldición! Quería hacerlo, la tenía sujeta de los brazos, me acerqué poco a poco a ella, se puso nerviosa y se sonrojó.

-¡Espera! No lo hagas.

Sus ojos se tornaron vidriosos.

-Perdón es que recordé lo de ayer y... Soy un estúpido.

-Nada de eso, solo quiero recibir un beso del hombre que me robó el corazón cuando llegué.

-¿Puedo saber quién es?

-Es el profesor Marcial y sé que es tonto, pero, solo pasó.

-Por eso estás feliz de tener el protagónico con él.

-En parte, porque es mucha responsabilidad y por ello tengo que esperar que sea él.

-Entiendo.

-Espero que no te moleste.

-No, para nada. ¿Y por qué será especial?

-Sería el primero.  


La hija de mi profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora